(Por: César Guillén)
Luego de ser revisado el informe de la comisión de encuestas del año 2019, se le ha dado un plazo al gobierno de Venezuela, haciendo hincapié en la liberación inmediata de todo empleador o sindicalista que permanezca en prisión en relación con el ejercicio legítimo de sus organizaciones. En atención a estas actuaciones el mes de marzo del 2022, en el marco de la 344 reunión del consejo de administración de la OIT, se desarrolló en Venezuela el foro “Dialogo social”.
En ese foro estuvieron presentes 9 directores de la OIT, representantes del gobierno, Fedecámaras, Fedeindustrias y las centrales sindicales: CBST; ASI; CTV; UNETE; CGT; CODESSA. Los antecedentes para dicha reunión fueron las observaciones sobre los 3 convenios internacionales que fueron denunciados como incumplidos: El 26, fijación de salarios mínimos; El 87, sobre la libertad sindical; y el 144, Sobre la tripartita.
Extraoficialmente solo se pudo conocer que había un avance en los pasos para la discusión y de la necesidad del diálogo social como parte del esquema de cumplimiento. Ahora bien, se puede pensar y no sin razón ¿qué resultados positivos podrán obtenerse? si los casos aún más graves como la de la violación de los DDHH, crímenes de lesa humanidad y otros que reposan ante la CIDH y en la corte penal internacional, todavía están en curso y con la lentitud características de los organismos internacionales.
Un caso muy importante, es el de la situación de los 22 mil trabajadores petroleros despedidos arbitrariamente, tema sobre el cual no hay una información concreta, y aparentemente el caso ha sido cerrado. En muchos casos los casos son cerrados por la inacción del demandante legítimo, en este caso la CTV, y se desconocen los motivos de tal prescripción. Se debe investigar el estatus del caso y su reactivación a la brevedad, por lo que los petroleros afectados exigen que se incluyan a sus legítimos representantes en la próxima reunión fijada para septiembre de 2022.
La central bolivariana del gobierno no representa en lo absoluto a los petroleros ni a sus intereses. Esta situación obliga a los representantes de las centrales sindicales no gubernamentales a exponer claramente ante sus afiliados las estrategias que en conjunto deberán seguir. La legitimidad sindical es ahora fundamental, ya que las centrales socialistas son simples apéndices del gobierno, y en las opositoras, algunas lamentablemente siguen atadas a los burós sindicales de los partidos. Ahora más que nunca es importante aprovechar la presencia de esa comisión en el país, de una forma integrada y coherente.
La renovación sindical se impone como el primer paso hacia la unidad a la cual tienen derecho todos los trabajadores del país, reconstruyendo al sindicalismo democrático y respetando el liderazgo combativo no burocrático. En la estrategia de la unidad se debe de tener precaución con aquellos sindicatos revolucionarios que vienen de regreso maltratados por el gobierno al cual tanto sirvieron. No vienen a luchar, sino a sobrevivir.
Otros sectores están reclamando tan solo ajustes salariales, la lucha va más allá de los intereses de grupo o electorales. La inclusión no se debe utilizar por intereses individuales o estrategias políticas, de manera que, apoyándose en una correcta, amplia y consensuada estrategia, se pueden acometer los pasos para la tan necesaria unidad superior sindical. No podemos seguir apostando a la fragmentación de los trabajadores, bajo un liderazgo que luce agotado.
CESAR GUILLEN CITTERIO… FEDEPETROL CARABOBO
