(Por: Rubén Limas Telles)

.-El martes pasado 27 de junio en la plenaria de la Sesión Ordinaria de la Asamblea Nacional, solicité un punto de información para plantear lo ocurrido en la entrada de la emergencia del Hospital J.M. de los Ríos. El hecho en cuestión fue transmitido por las redes sociales de un conocido periodista, a quien no conozco personalmente, donde se evidencia una situación de agresión por parte del personal de seguridad a una familia que estaba en el centro asistencial.

En mi intervención solicité se exhortara a la tolerancia y a la paz, que bajo ningún argumento se podía aceptar la manera en que fueron tratados los familiares (padres) del paciente que estaba siendo atendido en el centro asistencial. Dije además que frente a las carencias hospitalarias – que sin duda las hay en todo el país – o frente a la angustia de familiares o pacientes exigiendo atención, la respuesta no podía ser la de la violencia. Que había que sancionar esto como medida ejemplarizante. Todo el país es testigo de la respuesta que me dio el propio presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez Gómez, justificando la acción del personal del hospital, por la actitud agresiva que había tenido el papá del paciente, porque según ellos, no lo dejaban entrar al recinto. Ratificó aquí mi total rechazo a que la forma de manejar esta incómoda situación sea la violencia.

Seguidamente en cadena nacional, el ciudadano presidente Nicolás Maduro Moros se refirió a mi persona como “un diputado ácido” “oposicionista” actuante de mala fe y justificaba la respuesta del presidente del Parlamento, Jorge Rodríguez.

Quiero dejar claro ante el país a través de este escrito, porque las palabras se las lleva el viento, que no somos diputados oposicionistas, somos diputados opositores a este gobierno, quienes creemos fielmente en la democracia, la pluralidad política y la alternabilidad . No votamos todo “NO” a ultranza, cuando hemos considerado coincidir en los acuerdos, resoluciones o leyes que favorecen al pueblo, lo hemos hecho. Cuando hemos considerado que no favorecen al pueblo hemos votado en contra argumentando nuestras razones.

No actuamos de mala fe, porque cuando decidimos retomar la ruta democrática, lo hicimos convencidos de la necesidad de regresar a la política, al reencuentro, al debate, al diálogo, al rescate institucional.

No soy un diputado ácido, entendiendo que se refería el presidente Nicolás Maduro al ácido sulfúrico y no al ácido acetilsalicílico. El primero corroe y daña, y nuestro espíritu es construir, edificar, mitigar el dolor de un pueblo que sufre una crisis sin precedentes en la historia venezolana.

Seguiré siendo aquí o allá un hombre de Dios, de la democracia venezolana y al servicio de la salud del pueblo de Venezuela sin distinción de ningún tipo.

No hay manera de construir si no con la perseverancia, paciencia, tolerancia y amor por nuestra amada Venezuela, debemos dejar atrás el odio, el rencor, y el resentimiento.

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