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La postura corporal y el cerebro

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(Por: Lionel Álvarez Ibarra)

.-Muchos recordamos a nuestros padres cuando nos pedían que nos sentásemos bien y mantuviésemos el cuerpo erguido. Nos hacían esas recomendaciones, porque  sabían  las consecuencias que podían derivarse de una mala postura. 
Seguramente usted está leyendo este artículo en su celular y tiene la cabeza inclinada hacia abajo. Mueva su cabeza hacia atrás, ¿No siente un dolor en el cuello? Si no lo siente, no se preocupe, antes de que llegue la noche lo va a sentir. Para su consuelo, usted no está solo, mire a su alrededor… muchas personas están viendo el celular con la cabeza gacha, postura que los especialistas están llamando “text neck” (cuello de texto).
La cabeza humana de un adulto pesa un promedio de unos 8 kg, pero a medida que  se inclina hacia delante y hacia abajo, la carga que deben soportar las cervicales comienza a aumentar, y  puede llegar a alcanzar (por el efecto torque) hasta 27 kg. Las consecuencias que esa posición puede ocasionar en el sistema musculoesquelético lucen evidentes -dolores en el cuello, hombros y espalda- sin  embargo, más sorprendente son las secuelas que hoy se sabe tienen sobre el cerebro.La doctora Nazareth Castellanos (*), es una neurocientífica española quien ha dedicado décadas a la investigación de la actividad cerebral, al estudio de la interacción del cuerpo con el cerebro, y  a la relación de la postura corporal con la mente. 
Castellanos detalla los resultados de algunos experimentos que demuestran esa relación. En uno de ellos, a unos voluntarios les muestran en un ordenador centenares de palabras, unas con contenidos positivos y otras con contenidos negativos. A un grupo le colocaron la pantalla del ordenador en el suelo y a otro grupo se le colocó en una mesa elevada. Cuando se les pidió que recordaran palabras que estaban en la prueba, el grupo que estuvo en una postura viendo hacia abajo, recordó más palabras negativas que positivas. El grupo que mantuvo una postura erguida, porque estuvo viendo hacia arriba, recordó más palabras positivas que negativas. 
La investigadora explica que el cerebro siempre tiene una representación de nuestra postura, él sabe en qué posición nos encontramos. El estar cabizbajos, nos hace aumentar lo que se llama “el sesgo negativo”, es decir, de todo lo que sucede a nuestro alrededor, nos vamos a quedar más con las cosas negativas que con las positivas.
Así como las emociones afectan a la postura, ésta afecta también a las emociones. Esta vía en dos sentidos por donde pueden viajar las emociones, es conocida desde hace mucho tiempo. William James, psicólogo estadounidense del siglo XIX lo sintetizó cuando dijo: “No lloro porque estoy triste, estoy triste porque lloro”. Sin embargo, no fue sino hasta recientemente, cuando los investigadores lograron conseguir las evidencias científicas.
Es importante mantener nuestro cuerpo en una posición correcta, ya sea que estemos en movimiento o quietos. Una técnica recomendada para mantenernos erguidos al caminar, es imaginarnos que hay una cuerda atada a la cúspide de nuestra cabeza y que hay alguien desde arriba que nos hala suavemente por los cabellos.
El cerebro también le presta mucha atención a nuestro rostro. Si usted pone una cara de “burro embarcado”, con el ceño fruncido, pretendiendo transmitirle a otra persona su descontento, o hacerla sentir mal, debe tener claro que la primera persona que verá reflejado ese malestar será usted misma. El cerebro enviará las señales a diferentes partes de su organismo para que reproduzcan los síntomas que correspondan a esa mala cara.
Si hay algo que  le encanta al cerebro es ver un rostro sonreído. La sonrisa beneficia al sistema nervioso, al sistema cardiovascular, al sistema endocrino y el sistema inmune. Sólo por el hecho de sonreír, independientemente de que haya un motivo o no, nuestro cerebro lo interpreta como que las cosas a lo mejor no están tan mal como pensamos.El popular dicho “Al mal tiempo, buena cara” en cierta forma nos dice que, cuando las cosas van mal o se complican, lo más conveniente es enfrentarlas con la mejor actitud, y nos vamos a sentir mejor si mostramos una cara más risueña.Lo que nos enseñan todos estos últimos hallazgos de la neurociencia, es que debemos cuidar continuamente la postura corporal que adoptemos, porque las consecuencias van más allá de lo que conocían nuestros padres. Ahora se sabe que tiene un efecto importante en nuestra atención, en nuestra memoria, en nuestro sistema inmune y en nuestro estado de ánimo.
Es muy difícil sentirnos deprimidos si nos mantenemos rectos  y sonreídos.  Mirar hacia el cielo nunca ha sido un mal consejo, y si lo hace con fe…¡mucho mejor!

Líonel Álvarez Agosto, 2022

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