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¡Aunque usted no lo crea!

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(Por: Lionel Álvarez Ibarra)

.- Hace algún tiempo, en Venezuela, cuando alguien conseguía algo extraño, raro o increíble, la persona solía reaccionar diciendo: “eso está de Ripley”. Recientemente realicé una breve encuesta entre algunos de mis lectores, preguntándole si ellos recordaban esa frase, y si conocían su origen. 
Solo dos, de los ocho consultados, recordaban la existencia de una viñeta que aparecía en el suplemento que venía encartado en el periódico, titulada “Aunque usted no lo crea, by Ripley”, y ellos pensaban que era de allí de donde se derivaba la expresión.
Esas dos respuestas fueron acertadas porque, ciertamente, es de allí de donde proviene. El autor de la viñeta la firmaba con su apellido: Ripley. En su recuadro recogía con dibujos: objetos, personajes, lugares o sucesos extraños. Es por ello que, cuando alguien veía algo de esa índole, y consideraba que reunía méritos para ser incluido en la viñeta de Ripley, lo manifestaba de esa forma: “eso está de Ripley”.

Robert Ripley nació  en 1890 en Santa Rosa, California. Cursó el bachillerato en la Santa Rosa High School, donde la enseñanza incluía un excelente programa de Arte. Robert no lo desaprovechó, destacándose como un excelente dibujante, dotado de una imaginación desbordante.

Su verdadera pasión era el béisbol, pero una fractura en uno de sus brazos, truncó su carrera de beisbolista. Este percance, sumado a la muerte de su padre, lo llevó a abandonar los estudios y a buscar trabajo en lo único que sabía hacer: dibujar.

En San Francisco, consiguió empleo como caricaturista deportivo. A los 23 años se trasladó a Nueva York, donde fue contratado por The New York Globe. En una ocasión, en la que no le surgían motivos para dibujar, revisó sus archivos y consiguió algunas proezas atléticas extraordinarias y un tanto raras. Armó la viñeta y la presentó a la redacción bajo el título de “Believe it or not” (“Créalo o no”), y tuvo tanta aceptación del público, que la tira comenzó a aparecer semanalmente.
William Rudolph Hearst, el magnate de la prensa estadounidense, reconoció el gran talento de Ripley, y no dudó en contratarlo. Le asignó un sueldo que ningún periodista había alcanzado a la fecha: ¡100 mil dólares anuales!  

 “Believe it or not” se convirtió en una sensación mundial. Ripley estaba creando un imperio que no podía manejar por sí solo, se vió obligado a contratar dibujantes, artistas, traductores políglotas, secretarias, y hasta investigadores para asegurar la veracidad de todo lo que publicaba.
Cuando en Venezuela se decía: “eso está de Ripley”, en los Estados Unidos la consigna era:”mándaselo a Ripley”. Y efectivamente, millones de personas le hacían llegar sus experiencias y casos raros. Recibía cada año más de un millón de cartas, la mayoría de ellas indicando como destinatario simplemente «Para Rip» (abreviatura de su apellido Ripley). Ante la avalancha de cartas, el servicio de correos publicó una nota de prensa informando al público de que, en adelante,  no entregarían las misivas enviadas al señor Ripley si no se indicaba su dirección  exacta. Dicha  nota en nada cambió la situación.
A los 32 años, el curioso dibujante, entonces también millonario, comenzó a viajar por todo el mundo, por los cincos continentes, buscando hechos y recopilando objetos increíbles para alimentar su viñeta, cosas insólitas que a la gente le fascinaba.  Simultáneamente comenzó a publicar su colección de libros en donde relataba las aventuras de sus viajes, y todos se convertían inmediatamente en “best sellers”. En los años treinta animó un programa de radio que alcanzó una popularidad jamás conocida, batiendo récords de audiencia a nivel nacional, y cuando se iniciaron las transmisiones de televisión, dirigió una serie  con mucho éxito. 
En una consulta pública que hizo el New York Times, dió como resultado que Ripley era el hombre más popular de los Estados Unidos…¡por encima del presidente Roosevelt!, quien quedó en segundo lugar
En el año 1933, Ripley abrió en Chicago el primer museo con parte de sus objetos raros recolectados en sus viajes. En inglés, la palabra “odd” significa raro o extraño, y por eso el  museo fue llamado Odditorium. El concepto fue un éxito, rápidamente hubo Odditoriums en San Diego, Dallas, Cleveland, San Francisco y  Nueva York. 
Ripley logró completar sólo trece episodios de su programa de televisión, ya que el 27 de mayo de 1949, a los 59 años, sucumbió a un infarto, y falleció en la ciudad de Nueva York. 
Retomando lo de la encuesta mencionada al inicio, los dos que respondieron acertadamente son ingenieros, pero no debemos pasar por alto las respuestas de los otros seis consultados. Todos coincidieron que la expresión estaba relacionada con los “replays” de las transmisiones deportivas,  así que, cuando algo era asombroso, “era algo digno de replay”, o sea, que valía la pena repetirlo. No se puede descartar que gente joven, que no conoció a Ripley, y por lo homófono de ambos anglicismos (Ripley y replay), haya generado esa nueva expresión, también válida, basada efectivamente en el “replay” de la televisión.

Las ideas y el legado de Ripley todavía viven en el siglo XXI, a través de Ripley Entertainment, una compañía que lleva su nombre y que pertenece a Jim Pattison Group, una empresa  canadiense. Ripley Entertainment difunde actualmente numerosos proyectos en todo el mundo, especialmente caricaturas, libros, pósters, juegos y contenido para teléfonos móviles. Presenta publicaciones de rarezas y tiene participaciones en una variedad de atracciones públicas, incluido el Acuario de Ripley, ¡Créalo o no! De Ripley Museos, Ripley’s Haunted Adventure, Ripley’s Mini-Golf and Arcade, Ripley’s Moving Theatre, Ripley’s Sightseeing Trains, Atracciones Guinness World Records y Louis Tussaud’s Wax Museums.        

¡Believe it or Not!, lo que en Venezuela nos llegó traducido como ¡Aunque usted no lo crea!, todavía se distribuye en cientos de periódicos por todo el mundo. Será difícil verlo de nuevo en la prensa escrita nacional, ya que en los últimos veinte años, los principales diarios independientes del país desaparecieron…¡Aunque usted no lo crea!

Lionel Álvarez Ibarra

Julio, 2022

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