Con la incertidumbre de cuántas serán las noches que tendrán que pernoctar, usuarios aguardan en las kilométricas colas para tratar de surtir de combustible en la bomba de Prebo, una de las estaciones dentro de la categoría Premium con pago en dólares, ubicada diagonal al Centro Comercial Shopping Center.
A principios de la crisis de combustible, las colas no dejaban de ser inmensas, dando varias vueltas, pero nunca se extendían más allá de la avenida 137 de Prebo, aunque los conductores esperaban en eternas horas, solo era necesario madrugar.
Desde hace varios días, las colas comenzaron a transformarse en descomunales, al punto que ya hay un croquis del trayecto que recorre parte de El Viñedo, las avenidas Bolívar y Carlos Sanda hasta llegar a la Andrés Eloy Blanco.
Desde el viernes en la tarde, la situación se agravó por la lentitud en la que los vehículos se movían de la larga fila, que ya para el sábado se extendía hasta la avenida Monseñor Adams. Fueron muy pocos los carros que lograron avanzar, porque el despacho de combustible depende de la llegada de la gandola, y cuando se agota, la bomba se vuelve a cerrar.
El domingo en horas de la tarde, la situación se puso tensa, porque en la avenida 137, a la entrada de la calle Delicias, por donde entra la fila para seguir hacia la Carlos Sanda, el orden se perdió con la formación de dos colas, debido a que habían algunos que querían “colearse”, lo que por poco se origina una trifulca, según versiones de los presentes.
La calle se congestionó por completo, lo que imposibilitó por momentos la circulación vehicular, ya que para abastecer de combustible no solo aguardan vehículos pequeños sino camionetas y camiones, pero el control de la situación retornó con la llegada de una patrulla policial, y el entendimiento que prevaleció entre los usuarios en conflicto.
