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Una respuesta ciudadana

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(Por: Manuel Barreto Hernaiz)

.-¿Tanto nos cuesta entender  que la cuestión ya no es votar o no votar, sino encontrar  una  política con la  que de verdad se pueda hacer frente de manera coherente bien direccionda, a este régimen dictatorial?  Quizás así se podría replantear esa inaplazable  reingenieria politica que se requiere con urgencia para salir de este prolongado marasmo.

¿Acaso quedan dudas que participar en este amañado proceso electoral tan sólo serviría para  legitimar un fraude electoral cuidadosamente articulado?

A una sociedad  hastiada, agobiada y hasta desesperanzada no se la convence con propuestas simples. Y a un pueblo hambriento y temeroso ante una terrible pandemia, que dedica buena parte de su existencia a buscar, más que su subsistencia, el cómo mitigar su hambre, cómo saciar su sed; como logran cocinar esa incompleta comida… no le importa el ¡Maduro vete ya!

Así las cosas, para cada grupo particular se necesitan propuestas diferentes ¿Cómo sintetizar a cada uno en una propuesta homogénea? ¿Cómo construir propuestas entonces? Salir de este atolladero comporta asumir cada uno de nosotros la posibilidad de cambio, y éste dependerá no tan sólo de la confianza en Guaidó, sino de nuestro comprometido  empeño y perseverancia en no rendirnos, en no ceder ante el MAL, representado en esa legión de destructores de nuestro país, atornillados en Miraflores.  Abandonar esta  lucha por apatía, desaliento escepticismo o temor, resulta peligroso, ya que supondría la entrega definitiva de una herramienta indispensable para labrar y lograr hacer fértil, la realidad que hoy nos ocupa.

Somos los ciudadanos los primeros responsables de hacernos cargo del momento histórico que vivimos. De nuestra capacidad, tenacidad, preparación y madurez para visualizar nuevas estrategias para enfrentar al malandraje que se apoderó de Venezuela, dependerá el rescate de nuestro futuro… y el de nuestros hijos.

Requerimos sin demora una transición política, pero para ello es necesaria la actuación inteligente de los factores políticos y sociales, la participación comprometida de una ciudadanía consciente que presione con precisión donde sea necesario.

Si no presionamos, ningún cambio será posible. Ejemplos sobran, es cuestión de organizarnos, y podríamos empezar por no permitir oxigenar de nuevo al régimen mediante ese sainete de charadas electorales. De manera organizada, Universidades, gremios, Iglesias, partidos políticos y sociedad civil debemos hacer una revisión del pasado y eso no es tan fácil, porque nos podemos perdernos en la búsqueda de culpas y culpables, y precisamente allí monta la trampa el régimen, porque cuando se da la espalda a un hecho político, ya se está tomando posición y eso siempre ha favorecido a Maduro y sus secuaces.
Y nos vemos obligados a reiterarlo:
Por supuesto no es tarea fácil el plantearnos una “unidad de hermanos” en tanto no logremos, más que una identidad compartida, un sentido de compromiso bien definido para una tarea que si es común: el rescate del país. Y es que precisamente, si no logramos reconocernos –  volvernos a conocer- aceptando nuestros errores y diferencias- es porque el régimen, que a pesar del desmoronamiento, si se mantiene como un bloque, si sabe actuar, accionar y manipular el espacio de la ruindad y el cinismo;  es el que tiene esa aceitada y perversa maquinaria, trabajando para que no logremos ese vital y necesario reencuentro de venezolanos de buena voluntad…

Nunca la  lucha de la democracia contra el totalitarismo ha sido fácil, allí está la Historia, pero cuando la sociedad logra unirse, y se presenta una verdadera respuesta ciudadana, es cuando el objetivo puede alcanzarse.

*Manuel Barreto Hernaiz*

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