Por Luis Antonio Hernández
Palabras van, palabras vienen, en la búsqueda de una tranquilidad mental que nos permita considerar una nueva esperanza en este trajinar incierto de la vida en Venezuela. Sin embargo, es momento de pensar en transformar nuestra realidad que inicia por la forma de ver el país, de vernos a nosotros mismos.
Llegó la hora de dar un paso adelante. De colaborar desde nuestras tareas diarias para ayudar a construir un cambio superior en el país. Dar un vuelco que nos permita la verdadera superación de los problemas económicos, políticos, y sociales que nos afectan.
Venezuela necesita un cambio. De eso no tenemos la menor duda. El inconveniente está en la organización de las tareas que conciernen a cada uno, como ciudadano. Nos han vendido la idea de que el problema es una sola persona, como si al desaparecer se llevaría con él, todos nuestros problemas. Y, esto no es cierto.
Nuestro país vive una profunda crisis moral que sólo podrá ser superada con el entendimiento y el compromiso de los involucrados. ¿Esto es solo palabrería? No. También tenemos una propuesta concreta: La participación ciudadana.
La organización social, la ejecución colectiva de las propuestas, la ayuda mutua. Debemos entender que los grandes cambios en el mundo no se hicieron desde la comodidad de la inacción, y hoy podríamos anexar desde la conexión telefónica a las redes sociales.
Pues no es así. Más bien de la acción coordinada, de los esfuerzos conjuntos y de un objetivo común: Venezuela. Para poder realmente cambiar nuestra realidad es necesario construir un cambio interno. Sea cual sea la postura, la ideología o pensamiento que tenga, sino lo transformamos en acciones concretas, será difícil consolidar una posición sólida, firme. Además, todo proceso humano debe ser gratificante.
No podemos construir una propuesta encima del dolor de las personas. Todo cambio, por difícil que sea se debe acompañar del bienestar social, paz y tranquilidad.
Una nueva generación de venezolanos
Los venezolanos están cansados de la lucha política vana. Sin propósito. Se persigue el bienestar colectivo más allá de las diferencias. Nos debemos unir, con todo, para poder hacer un planteamiento serio al país.
Pero, no unirnos por unirnos, hay una nueva generación de venezolanos fuertes, claros, decididos y seguros de que vencerá las batallas políticas. Y, que logrará solidificar el cambio amplio que necesitamos no por gusto, sino por necesidad.
