(Por: Manuel Barreto Hernaiz)
Para dejar atrás este marasmo que viene aceleradamente destruyendo nuestra Nación, debemos insistir en la búsqueda, y luego emprender, ese sendero que unidos y en armonía, habremos de recorrer para lograr el mejor sistema posible, la sociedad más justa, donde todo el mundo tenga el derecho progresar, eso, que no es otra cosa que la verdadera igualdad, para que nuestra sociedad avance mediante un verdadero cambio social, político y económico que garantice la plena democracia, que verdaderamente tienda a superar la pobreza y a generar más ciudadanía, así como a garantizar la autonomía, la corresponsabilidad y la complementariedad del Poder Político y la Sociedad.
Pero para lograr tal cometido, hay que organizarse más y mejor. Sin embargo, el tiempo apremia, pues pronto estaremos inmersos en otras contiendas contra la ruindad que nos destroza lo poquito que nos va quedando como Nación…
Así pues que a limpiar el lente que nos aclare una precisa y particular visión de país y desarrollar un relato político coherente, bien direccionado, que pueda llegar adonde realmente debe llegar, capaz de neutralizar y romper con las mentiras y divisiones que promueve y construye el relato del régimen usurpador.
La esperanza por mucho que esperemos, es la fuerza que nos alienta a insistir, a perseverar, a seguir buscando ciertas razones que nutran nuestro ánimo. Y las encontramos en cientos de miles de familias que alimentan cristianamente la cultura y los atavismos de la justicia, la solidaridad, la democracia y la paz; familias que no están dispuestas a renunciar al derecho fundamental de educar, informar, expresar, opinar y comunicar en libertad; familias que no están dispuestas a permitir que les expropien el porvenir y les perturben la Navidad.
En esta época, que, a pesar de los pesares, no deja de ser especial, creyentes, no creyentes, escépticos y todos, en general, estamos salpicados de esa alegría que da lugar a lo mejor del espíritu, pues esta es la Navidad auténtica, que aunque no se sienta y no se vea, alegre y ensancha el corazón.