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«Te lo cambio a mil»

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(Por: Rafael «Negro» Blanco)

Coordinador de Unión Progreso en Carabobo

.-Para nadie es un secreto la tragedia que sufren diariamente quienes deben hacer uso del transporte público en nuestra Gran Valencia. 
Para ir al trabajo, a diligencias personales, de salud, o de estudios, es toda una odisea.
Levantarse entre 4:00 y 5:00 de la madrugada para caminar hasta una solitaria autopista o avenida, y esperar un autobús que tarda en pasar. Ver cómo se va aglutinando el grupo de personas que deben abordar el mismo bus, con el sobresalto interior por  el temor al terrible Covid19 y después, apretujados los unos a los otros, intentar llegar a la parada más próxima, donde hacer trasbordo a otra busetica que nos lleve a destino, porque viajes directos como los acordados entre distintos puntos de la ciudad, entre el gobierno y los transportistas, no hay.
Luego llegas, por ejemplo, a La Monumental, donde el tumulto es espantoso, Puente de Santa Rosa ni se diga, igual pasa en las distintas zonas urbanas, que hacen de puestos de paradas de buses y camioneticas a lo largo y ancho de la ciudad constituyéndose en una autentica y terrible calamidad pública.
Sabemos que fuimos engañados. Los viejos y reparados buses escolares traídos de fuera, a parte de estrechos e incómodos para los adultos, que debían hacer uso de asientos diseñados para niños, eran muy pocos e insuficientes para atender la demanda de transporte existente en nuestra ciudad. Al ser buses descontinuados muchos no aguantaron la pela en nuestras destartaladas y remendadas vias públicas, debiendo volver nuevamente a las chatarrerías de las que nunca debieron haber salido y eso sin señalar que las pocas unidades que quedan sólo operan en las vias principales de Valencia.
Sea cual sea la ruta, las Líneas de Transporte achicaron la distancia del servicio, y los usuarios están obligados a cancelar dos boletos en vez de uno. Ya no son los cien mil bolívares pactados de pasaje, deben cancelarse por lo menos doscientos mil bolivares al tener que subir a dos transportes distintos y como sino fuera suficiente recarga al usuario que aparte de eso no tiene «sencillo» para pagar el pasaje, y es ahí cuando además se debe sacar del bolsillo el sudado dolarcito, para que te digan «te lo cambio a mil, ¡SI QUIERES! ¿O prefieres que te cuente mis problemas para el gasoil o para los respuestos?».
Los ejecutivos esperando a sus asistentes, las pocas empresas esperando para hacer el cambio de turno, el enfermo intentando llegar a la consulta, el vendedor o el dependiente del salario de hambre, todos en un solo y estresante mar de angustias y pesares, porque aunque se celebró con bombos y platillos haber paleado provisionalmente la crisis del transporte en Valencia, todo no fue más que un espejismo, parte de una estrategia de marketing, un vehículo para la propaganda de una gestión fallida con promesas incumplidas que gracias a Dios este año se acaba.

Twitter: @rnegroblancoInstagram: @rafaelnegroblanco

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