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Talentos en carreras

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(Por: Lionel Álvarez Ibarra)

Recuerdo mi primer día en la Facultad de Ingeniería. Aquello parecía las afueras de un estadio de béisbol repleto de aficionados, con centenares de bulliciosos muchachos tratando de ubicar la sección que les había tocado. Las listas estaban colocadas a las puertas de inmensos auditorios que albergaban centenares de estudiantes. Entre la muchedumbre, me conseguí con algunos de mis compañeros del liceo, pero la mayoría era de caras nuevas para mí. Solo me voy a referir a María Teresa y a Fernando, dos nuevos amigos a quienes conocí ese día y me acompañaron en ese inicio.
María Teresa era una joven de ojos azules, dulce y tímida. En ese primer semestre se veían cuatro materias: Análisis Matemático I, Geometría Analítica, Química e Inglés. María Teresa logró excelentes notas en Química e Inglés, pero fue aplazada en las otras materias.

El caso de Fernando fue distinto. Hacía un año que había ingresado a la universidad como estudiante de Medicina, porque ese había sido el deseo de su padre. Se inició muy bien, obteniendo muy buenas calificaciones, pero no se sentía a gusto, aquello no estaba en su naturaleza, así que solicitó traslado a Ingeniería. Su solicitud fue muy comentada, y causó  sorpresa en el Consejo de Facultad: Uno de los mejores alumnos del primer año de Medicina, decidía dejar de estudiar el hipotálamo para irse a buscar ¡la hipotenusa!
Fernando logró su traslado y en el primer semestre de su nueva carrera, logró excelentes notas en las cuatro materias.
Traigo a colación estas dos referencias, porque representan muy buenos ejemplos de la importancia de conocer y tomar en cuenta los talentos y habilidades naturales antes de iniciar cualquier proyecto, en este caso, algo tan significativo como la selección de una carrera universitaria.
Probablemente María Teresa se inscribió en Ingeniería, porque fue la que más le llamó la atención entre las opciones que le ofrecía la casa de estudios, sin tomar en cuenta sus talentos innatos, que quizás ni siquiera conocía.  María Teresa abandonó, pero no supimos a donde fue. Ojalá haya decidido iniciarse en alguna carrera como Química, Idiomas Modernos o Pedagogía, en donde con seguridad le habrá ido mucho mejor.
Si Fernando hubiese continuado su carrera de Medicina, muy probablemente se hubiese graduado, pero requiriendo de un mayor esfuerzo, al tener que estimular facultades que no nacieron con él. Se hubiese convertido en otro «matasanos», sin vocación y poca notoriedad.

Marcus Buckingham y Don Clifton, en su libro «Ahora, descubra sus fortalezas» definen fortaleza, como el desempeño consistentemente casi perfecto en una actividad. Pero ¿cómo llegar allá? ¿Puede alcanzarse ese desempeño casi perfecto en cualquier actividad que elija, siempre y cuando practique y practique? La respuesta es: «No, la práctica no necesariamente lleva a la perfección». Los autores señalan que se requiere de tres elementos para desarrollar una fortaleza: el talento, el conocimiento y las destrezas, y de los tres, el más importante es el talento.

Quizás debería ser el sistema educativo el que se encargase de ayudar a detectar cuáles son esos talentos potenciales de las personas desde temprana edad. Pero no es así, y le toca a cada quien encabezar su propia búsqueda.  La ironía es que, a menudo, permanecen ocultos a plena luz del sol. Afortunadamente dejan algunas huellas y pueden detectarse. Cuando está aprendiendo alguna actividad, arte u oficio, llegan señales que le dicen si tiene talentos para crear fortaleza en dicha actividad, podrían ser: aprende fácil y rápidamente, se adelanta a curiosear las lecciones donde todavía no han llegado, siente entusiasmo en asistir y participar, y se  siente a veces  tan embebido que pierde la noción del tiempo. Préstele  atención a todas esas situaciones que le producen satisfacción, si puede captarla, estará dando un buen paso para identificar sus talentos.
Así como se tienen talentos, también se tienen debilidades. Hay que aceptarlo como algo normal. Está bien conocer sus debilidades, pero no se obsesione por corregirlas, por más que lo intente, las mejoras serán modestas, no podrá desarrollar una fortaleza a partir de ellas. Lo aconsejable es enfocarse en sus talentos y aprovecharlos, y buscar formas de arreglársela con sus debilidades.

Lionel Álvarez Ibarra
Septiembre 2020

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