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Sonidos que contaminan

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(Por: Arnaldo Rojas)

.-La contaminación atmosférica no es la única que tiene efectos perjudiciales para los seres vivos del planeta. La contaminación acústica, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es uno de los factores ambientales que provoca más problemas de salud.

Durante el tiempo de confinamiento por la pandemia, uno de los saldos positivos fue la drástica desaparición de la contaminación acústica. Nos reconciliamos con los sonidos naturales de nuestro entorno, que casi habíamos olvidado, y recuperamos el silencio necesario para desacelerar nuestras vidas. Pero, a medida que fueron levantando las restricciones que nos mantenían resguardados en nuestras casas, volvimos a la agitada vida urbana con su carnaval de ruidos.

El ruido como contaminante del medio ambiente ha registrado un aumento alarmante en los últimos dos años. Es un tema de salud pública de interés en la actualidad. La contaminación acústica en las ciudades puede tener efectos devastadores a largo plazo en la salud física y mental de las personas, destaca un nuevo informe del Pnuma, que también alerta sobre la alteración de los ciclos de la vida a causa del cambio climático. El informe “Fronteras 2022: ruido y desequilibrios”, del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), muestra que la contaminación acústica es un problema en ciudades de todo el mundo.

Los sonidos no deseados, prolongados y de alto nivel han convertido a nuestras ciudades en el epicentro de un tipo de contaminación, la acústica, que, pese a su invisibilidad, es terriblemente perjudicial para los humanos, provocando molestias crónicas y alteraciones del sueño, que conducen a su vez a graves enfermedades cardíacas y trastornos metabólicos, como la diabetes, al tiempo que causan problemas auditivos y una peor salud mental. Como dato para reflexionar: el oído necesita algo más de 16 horas de reposo para compensar dos horas de exposición a 100 dB.

Ahora bien, es importante aclarar qué es la contaminación acústica. No todo sonido es considerado contaminación sonora. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define como ruido cualquier sonido superior a 65 decibelios (dB). El ruido se vuelve dañino si supera los 75 dB y doloroso a partir de los 120 db. En consecuencia, a partir de esta clasificación se recomienda no superar los 65 dB durante el día e indica que para que el sueño sea reparador el ruido ambiente nocturno no debe exceder los 30 dB.

Entre los principales focos de contaminación sónica se cuentan: el tráfico automovilístico (por ejemplo, la corneta de un automóvil produce 90 db y las de autobuses y busetas 100 dB). Tráfico aéreo, el número de aviones que sobrevuelan una ciudad es inferior al de los autos, pero su impacto es mayor: un avión  produce 130 db. Obras de construcción, producen entre 80 y 110 db de acuerdo a la magnitud de la obra.  Las cornetas que se montan en el exterior plazas públicas, centros comerciales o tiendas, pueden llegar a superar los 100 dB. En este apartado también entraría el ruido de restaurantes y discotecas.

Para controlar y vencer a este enemigo de nuestra salud con el cual nos hemos visto obligados a convivir, por una parte, la ciudadanía debe tomar conciencia para defender su derecho a un entorno auditivo no tóxico y las administraciones gubernamentales también pueden tomar medidas para una adecuada gestión ambiental del ruido, que contribuya a reducir la contaminación auditiva. Por ejemplo, en nuestra amada Valencia, prohibir el uso de cornetas de aire (que superan los 120 db) en camiones y transporte público. Petición que esperamos no caiga en oídos sordos. 

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