(Por: Rubén Limas Telles)
.-Feliz Día Internacional de la Mujer, en especial a la mujer venezolana, por su temple aguerrido y luchador, en estos tiempos difíciles para la democracia venezolana, donde han sido vulnerados sus derechos: a la protesta, a la salud, a la educación, al trabajo, a la propiedad privada, a la dignidad, al regreso a la unión familiar, a un salario o jubilación dignos, a tener unos servicios públicos de calidad, a una vida digna y en paz.
Estoy seguro amigo lector o lectora, que usted podrá agregar quizás otro ítem, que se me ha pasado por alto.
Sin lugar a dudas la mujer venezolana en estos últimos 24 años de gobierno socialista la ha pasado muy duro, por las condiciones en la cual hoy vivimos los venezolanos. Hoy solo cerca del 8% de las mujeres venezolanas viven en esa pequeña burbuja de bienestar económico y social; el resto sobrevive día a día para el sustento propio o de la familia.
¡El día de la mujer, es todos los días! Sí, todos los días del mundo a la mujer venezolana o en cualquier parte del globo terráqueo debería respetársele sus Derechos Humanos. Nada se hace en celebrar o conmemorar un día, e irrespetar el resto.
Ese día justamente se celebra para resaltar la lucha que a través del tiempo ha tenido la mujer en la búsqueda de las reivindicaciones sociales, económicas e igualdad de género. El Día Internacional de la Mujer, nació inicialmente como Día Internacional de la Mujer Trabajadora. La primera fecha oficial que se tiene fue la conmemoración de este día en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza el 19 de marzo de 1911, como consecuencia de una decisión adoptada un año antes en Copenhague. Sin embargo, fue a partir de 1975 por decreto de la Asamblea General de las Naciones Unidas que se celebra como Día Internacional de la Mujer.
Una de esas reivindicaciones o derechos que exigían las mujeres en los siglos XVIII Y XIV, era el derecho al sufragio. El nacimiento de la Revolución Francesa en 1789, trae entre sus exigencias el sufragio femenino.
Ese derecho fue reconocido por primera vez en Venezuela de manera universal, directa y secreta en 1946, en lo que se ha llamado el “Trienio adeco”; etapa de la historia de Venezuela, que trascurre luego de la “Revolución del 18 de octubre de 1945”, entre los años 1945 al 1948.
A pesar de que el Estatuto electoral de 1945 contemplaba el voto de la mujer solo paras elecciones de juntas municipales, es a partir de 1946, en pleno proceso de la revolución de octubre liderado por Rómulo Betancourt, que se consagra el voto a la mujer de manera universal y constitucional en la nueva constitución aprobada el 5 de julio de 1947. El 14 de diciembre de 1947, promovido por Acción Democrática, las mujeres venezolanas eligen por primera vez a un presidente de la república, a Don Rómulo Gallegos. Convirtiendo así, a nuestra organización en vanguardia de los derechos políticos y ciudadanía de la mujer venezolana.
Hoy en día cuando los pobres son más pobres y los ricos más ricos, en plena “Revolución del Siglo XXI”, las mujeres padecen de las terribles desigualdades sociales de este régimen, que destruyó todo lo que la “Democracia Civil” había construido. Sin embargo, resalta el valiente y corajudo papel de la mujer venezolana, que se ha reinventado para subsistir y salir adelante dentro y fuera de nuestras fronteras.
Desde cualquier trinchera, en la que se encuentre la mujer venezolana, hace enormes esfuerzos y sacrificios para llevar adelante su papel. Contribuyendo con la familia y una sociedad más justa y equitativa. Nosotros acompañaremos siempre sus luchas por el restablecimiento del orden democrático y la reinstitucionalización de los poderes en el país.
Nos sentimos honrados por el pasado, presente y futuro de la mujer en nuestro país, estamos seguros que con lo aprendido en estos duros años, servirá para jugar un rol fundamental – ya iniciado en estos tiempos – en la construcción de una nueva Venezuela; sin presos políticos, sin migración a otros países, con una educación y salud de excelente calidad, en el aparato productivo del país, en los cargos de representación popular, y en especial en la ética y moral republicana. ¡Sin las mujeres, no hay democracia!
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