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Ser médico en Venezuela es un acto de amor y valentía

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(Por: Rubén Limas)

En el día del médico en Venezuela no solo celebramos y homenajeamos la grandeza
científica de un hombre como el Dr. José María Vargas, sino que exaltamos un valor que transversalizó toda su carrera: su vocación civil.
El Dr. Vargas fue un excelente médico, pero mejor venezolano. Pionero del estudio médico y el avance científico; padre de los valores de luz y conocimiento que deben iluminar las sociedades. Un médico, no solo es un servidor del pueblo a través de la ciencia; un galeno es también un visionario que intenta llevar la luz del conocimiento a la sociedad, cuando esta se encuentra en la penumbra de la ignorancia.
Tal vez por eso la sociedad venezolana entienda esta necedad que tenemos algunos de, no solamente dedicarnos a nuestros naturales oficios y profesiones (la carrera médica, en mi caso) sino que estamos impulsados a la labor social y civil de mejorar nuestro entorno, con la actividad política, académica y social.
Como médico traumatólogo, he visto lo bello y lo trágico; he vivido junto a mis hermanos colegas, momentos que entristecen el alma y también momentos que son una oda a la vida y por eso, como veterano de las salas de emergencia y quirófanos, puedo decir sin ninguna duda que para que la medicina tenga un futuro promisorio, es necesario construir las condiciones sociales para que así sea.
Estas condiciones no son otras que una República libre, unida, pacífica; guiada por la luz del conocimiento y el concurso de esfuerzos de los mejores hombres y mujeres que guíen la Nación. La mejor condición para ejercer la medicina en Venezuela, es la democracia y por eso algunos médicos hacemos política; pues no basta la mano diligente en la cirugía y el intelecto claro en el diagnóstico. Hace falta también el amor al pueblo para verlo bonito y grande.
Este artículo no es otra cosa que un homenaje al valiente médico venezolano. A ese que con un sueldo miserable sale a dar la vida por su paciente; a ese que deja a sus hijos solos en casa por atender una emergencia. Mi homenaje es al joven y esperanzado residente, como al maestro especialista.
Mi homenaje es a la buena mujer médico que sabe de la ternura en el desempeño profesional; que cuida como madre y como hija. Honro al valiente profesor universitario, que con menos de 2$ al mes como sueldo aún acude a sus prácticas médicas, a formar las nuevas generaciones pues entiende que un país puede quedarse sin recursos, pero jamás sin profesionales de la salud.
Desde mi corazón les digo que mi estancia en la Asamblea Nacional (AN) es la presencia de todos Ustedes. Que no descansaré hasta llevar al gremio médico al lugar que merece.
Les dejo mi palabra de veterano galeno que no habrá un solo día en que no anteponga mi condición de médico antes que la de diputado de la República.
Son ustedes, hermanos colegas, la esperanza de un pueblo que bastante ha sufrido. Son el refugio ante la necesidad del pueblo de una mano que lo atienda. Muy a pesar de las precarias condiciones de trabajo, hoy aseguro que mis hermanos colegas han estado a la altura del compromiso que significa ejercer en Venezuela y lo han sobrepasado.
No puedo despedir estas líneas, sin antes homenajear a nuestros mártires. A aquellos que ante la bárbara pandemia del Covid 19 , que azotó duramente a Venezuela y al mundo, dejaron su vida por combatirlo. Dejaron nuestros corazones vacíos y el alma triste, pero se convirtieron en la referencia de los futuros médicos venezolanos. El pueblo, la Patria y Dios recompensará su sacrificio en un eterno homenaje a su memoria.
El compromiso que queda es grande. Es la necesidad de los políticos y actores sociales de reivindicar un gremio que lo ha dado todo, y que no ha tenido el reconocimiento que se merece. Es la hora de que nuestros hermanos tengan salarios dignos; condiciones óptimas de trabajo; fondos para la investigación de campo y estudios en el exterior.
Entender que reivindicar al médico venezolano es asegurar el futuro de Venezuela, es un asunto que puede salvarnos la vida como Nación, por eso cuando luchamos por nuestro personal de salud, estamos realmente peleando por la vida de nuestros padres e hijos; cuando queremos sueldos dignos para ellos, estamos asegurando que alguien pueda tratarnos una enfermedad en el futuro. Sin medicina no hay vida. Sigamos luchando.

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