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Seguir el ejemplo de siete ilustres concejales

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(Por: Santiago Rodríguez)

El Concejo Municipal de Valencia inicia un nuevo periodo legislativo que tendrá la responsabilidad de legislar en materia de su competencia: Recaudar, controlar y
fiscalizar los gastos, e impulsar la promoción del desarrollo del municipio en el mayor
colapso económico y moral sucedido en nuestra ciudad.
Esto hace que la responsabilidad de los concejales sea hoy un desafío enorme, ya que
necesitarán mucho sentido histórico para abordar las más variadas urgencias del
municipio. La tarea se hace aún más pesada si sus protagonistas no se manejan con
honradez y no deponen sus intereses personales ante el bien común. Los afanes
populistas, la arenga ideológica, la zancadilla y la intriga, no aportan soluciones
efectivas. Sólo entorpecen y distraen un trabajo legislativo bien hecho y eficiente.
Pero la verdad es que aún en los peores momentos de nuestras crisis políticas, hubo
cabildos o ayuntamientos que estuvieron a la altura de sus obligaciones, sin que
pesaran otros compromisos que no fueran los que legítimamente habían depositado
en ellos, los sufragantes.
Tal fue el caso del primer Consejo Municipal de la era democrática terminada la
dictadura de Pérez Jiménez en 1958, conformado por siete ilustres ciudadanos que
sirvieron a Valencia con gran desinterés personal, y con profundo amor para hacerla
grande.
La alborada democrática significó para Venezuela el comienzo de la industrialización
apoyada por planes gubernamentales de asistencia financiera, programas de
promoción y de protección arancelaria. Y es entonces, cuando con certera visión de
futuro, el Concejo Municipal de Valencia, decidió por unanimidad, adelantar y
aprovechar racional y planificadamente las condiciones geo-económicas y la tradición
industrialista de la ciudad.
No obstante, los inicios fueron difíciles por no contar con el apoyo económico del
Gobierno Nacional, así como tampoco del Ministerio de Obras Públicas (M.O.P) que se
resistía a hacer de Valencia la capital industrial de Venezuela. También se nos negó el
financiamiento de la Corporación Venezolana de Fomento (C.V.F).
Sin dejarse ganar por el desaliento, ni amedrentar por los tentáculos del centralismo,
los siete ediles, depusieron sus diferencias políticas en la búsqueda afanosa de
acuerdos constructivos que hoy se reflejan en el desarrollo y el progreso económico de Valencia, haciéndola con gran orgullo la primera Ciudad Industrial de Venezuela.

Entonces, con profunda vocación de autonomía, nuestro ayuntamiento por unanimidad declaró personas no gratas a los directivos de aquélla Corporación
Venezolano de Fomento. Y no existiendo presupuesto para emprender el polo
industrial, dieron facilidades e incentivos a los inversionistas, siendo la Ford Motor
Company de Venezuela, el primer comprador. Adquiriendo una extensión de terreno
de 415.950 metros cuadrados, por un valor de 831.900 bolívares. Lo que permitió
amortizar los proyectos que envolvían los servicios públicos y demás necesidades
requeridas para el funcionamiento de la Zona Industrial.
De este modo, como se abocaron aquellos siete insignes concejales por el desarrollo
de la ciudad, así debe ocurrir hoy en la nueva Cámara Municipal de Valencia. Con la
misma militancia en la irreductible vocación de autonomía se deben emprender tareas
pendientes como la recuperación de la administración de la Plaza de Toros
“Monumental”, el Parque Recreacional Sur y el Metro de Valencia. Así como el rescate
de nuestra competencia tributaria, por ser inconstitucional y un golpe contra la
descentralización administrativa la nueva forma de impuestos que se aplica en el
municipio.
Honestidad, sencillez, y eficiencia, fueron los soportes espirituales de esos
representantes de la comunidad valenciana que han escrito la historia más digna y
honorable de un Consejo Municipal en Venezuela.
Luis Núñez Pérez, Raúl Villarroel, Humberto Celli (padre), José Núñez Milá, Víctor
Peñalver, Alejandro Izaguirre y Carlos Suárez, fueron los ediles del nombrado Concejo
Municipal de 1959-1963. Luz y espejo del recuerdo reverente, que sirve como ejemplo digno de imitación y de normas de conducta para las decisiones correctas de los nuevos concejales elegidos en el municipio Valencia, quienes estarán en el período
2021-2025.

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