De acuerdo con los especialistas, los cánceres en los huesos en etapas iniciales son asintomáticos, pero cuando la enfermedad ha avanzado el paciente empieza con dolor, aumento de volumen en la zona y limitación de su movilidad, síntomas que a pesar de afectar la vida cotidiana es posible que se confundan con otros padecimientos.
La persona con los síntomas, e incluso su médico tratante, pueden no caer en cuenta que están frente una patología neoplásica ya que estas lesiones son poco comunes.
La cirujano oncólogo de la Sociedad Anticancerosa de Venezuela (SAV), doctora Rosa Rangel Villegas, explicó que una simple radiografía puede orientar si se trata de una lesión ósea sospechosa de malignidad, “pero lo que vemos a diario es que el diagnóstico se hace de forma tardía, porque los síntomas y signos suelen atribuirse a otras causas como golpes, caídas o malas posturas”.
Añadió que “los pacientes que llegan a nuestra consulta oncológica ya han acudido a varios médicos de atención primaria, quienes luego los refieren para ser evaluados por un traumatólogo, quien, al evidenciarse en un estudio radiográfico una lesión ósea, les indica que deben acudir a un especialista en tumores óseos que, por lo general, se encuentra con que pacientes que ya vienen con la enfermedad avanzada”.
La doctora Rangel Villegas señaló que el problema está en que “hay muchos pacientes asintomáticos y los que presentan clínica, tienen síntomas y signos inespecíficos que pueden ser similares en diferentes enfermedades musculoesqueléticas. Los más característicos son: dolor asociado con una actividad, luego dolor en estado de reposo y durante el descanso nocturno, fracturas patológicas, bursitis asociada, compresión neurovascular, aumento de volumen en la zona o la aparición de una masa en el área afectada”.
Explicó que los tumores óseos primarios son neoplasias extremadamente raras que representan aproximadamente el 0.2% de todos los cánceres. En adultos, de los tumores óseos primarios el condrosarcoma es el más frecuente (40%) seguido del osteosarcoma (28%), el cordoma (10%), el sarcoma de Ewing (7%) y, por último, el sarcoma pleomórfico indiferenciado el cual, junto con el tumor óseo de células gigantes, representan menos del 5%. En niños y adolescentes, constituyen del 6-7% siendo el osteosarcoma y el sarcoma de Ewing los más frecuentes.
Dentro de los factores de riesgo están; altas dosis de radiaciones, la enfermedad ósea de Paget o diversas mutaciones genéticas, que ocasionan a su vez síndromes que afectan a los huesos. No hay una pesquisa para los tumores óseos, pacientes seleccionados con factores de riesgo y con antecedentes familiares de predisposición genética a los sarcomas óseos pueden beneficiarse de la consulta especializada y las pruebas genéticas.
Nota de prensa