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Rescatemos el pensamiento crítico

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(Por: Arnaldo Rojas)

.-Actualmente todos somos susceptibles a las noticias falsas (fake news); ya que se comparten deliberadamente publicaciones controvertidas en las redes sociales sin ningún motivo o para autocomplacerse; no se le da importancia a la autoría o a la fuente; no se sabe distinguir el rumor de la información; se abusa de los filtros en las fotos; se participa del discurso de odio en las redes sin verificar la verdad de los hechos y, en el caso de los estudiantes, copian sus trabajos académicos o apelan a la inteligencia artificial para que se los hagan.

Estas son las conclusiones extraídas de distintos estudios científicos en los que se ha puesto a prueba el conocimiento o las habilidades de los usuarios de redes sociales para discernir información engañosa de aquella que no lo es.

Estos estudios no solo advierten sobre una situación alarmante también arrojan una solución esperanzadora: a mayor y mejor conocimiento sobre las formas de engaño, se pueden activar los mecanismos de defensa de los usuarios para identificarlas y se incrementa su nivel de pensamiento crítico frente a los contenidos que consumen.

En este sentido es importante identificar eso que llaman «postverdad» (una verdad manipulada) que se caracteriza porque las emociones dominan sobre los hechos,  y porque generan todo un marco mental con su respectiva “nube de palabras” –nuevas o no– que, una vez puestas en circulación, se viralizan.

La investigadora polaca Alicja Gescinska (2023) pone el acento precisamente en el peligro del manoseo de determinadas expresiones; una vez estandarizadas, vulgarizadas, disminuye su valor y corren el riesgo de perder su sentido original. Es el caso de palabras como «dictadura», «progresismo», «democracia», «post verdad», «relato», «narrativa», entre otras o, por ejemplo, en lugar de familia ahora de habla de «entorno». Por supuesto, esto implica el empobrecimiento de las ideas al «estandarizarlas».

De ahí la importancia de cuidar la expresión escrita y oral  y de enriquecerla, porque los rumores, las mentiras, las “noticias basura” y todas sus variantes, se caracterizan por la desidia y la pobreza del lenguaje, el descuido de la ortografía y el uso de un vocabulario emotivo y sensacionalista.

Para alcanzar la verdad, para poder discernir si los contenidos que generan las redes sociales y los medios de difusión,  o si las fuentes de las que bebe son de confianza hay que promover la duda, hacerse preguntas sobre las supuestas verdades que nos presentan. Es la precisión la que nos conduce a la verdad. Hay que rescatar el sentido común y el pensamiento crítico.

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