(Por: Nelson Acosta Espinoza)
En la actualidad en el ámbito político es recomendable actuar con prudencia. No irse se bruces. Es imperativo no poner en peligro las posibilidades de cambio político que comienzan a vislumbrarse.
No se debe olvidar lo sucedido en nuestro pasado reciente. Líderes de la oposición jugaron “adelantado” y apostaron por sus intereses particulares sobre los de naturaleza nacional. El resultado es conocido. Se frustró una oportunidad para poder salir del régimen y abrir las compuertas para la construcción de un nuevo arreglo político económico y social. La observación anterior la formulamos en el entendido de las características que definen la coyuntura actual: reflujo de masas, desencanto con la actividad política y una cierta desconfianza con el liderazgo partidista de la oposición.
Probablemente la ausencia más notable sea la narrativa. Los líderes opositores se conducen con las viejas claves de la política. Es probable que esta circunstancia tenga un peso definitorio en la dificultad para construir una nueva alternativa y proyecto de país.
Me parece apropiado traer a colación el “pronunciamiento de la Casa de la Estrella” del 07 de Julio del año 2011. Ya en aquella ocasión se advertía el proceso de postración en que se encontraba el país y el retroceso de la descentralización que propulso la más trascendental transformación democrática y civil de nuestra historia contemporánea y que generó un innegable ascenso en la calidad de vida de los Venezolanos.
Ciertamente en esos años se veía con claridad lo que se avecinaba: “el afán por recentralizar la vida del país, por confiscar competencia constitucionales de Estado y Municipios, constreñir presupuestariamente a las universidades e interferir en el desempeño normal de empresas y sindicatos, ha conducido a la más terrible crisis estructural que haya conocido Venezuela desde que tomó, en 1958, el rumbo democrático”.
El proceso de recentralizacion se ha acentuado. El liderazgo político con pretensiones electorales ha pasado por alto este hecho. En Carabobo tenemos la extraña circunstancia de un gobernador que impone su simbología a dependencias universitarias y asiste al Consejo Universitario por invitación de las autoridades rectorales. Todo esto sucede cuando la educación superior se encuentra sometida y arrinconada.
Regresemos al inicio de este breve escrito. El relato descentralizador y la construcción de las autonomías regionales deben ser el punto de partida para la elaboración del nuevo proyecto que otorgue sentido a una nueva modernidad post socialista.