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Programa mundial de alimentos en Venezuela ejemplo de buenas prácticas

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(Por: Jesús Sifontes C.)

Coordinador de la Juventud de Unión y Progreso en Carabobo y Secretario de Deporte de la FCU-UC

.-La situación humanitaria compleja en Venezuela continuará este 2021 tras siete años de contracción económica producida por un sistema político y económico fallido.

El gobierno de Maduro no solo ignoró sino que negó la magnitud de la crisis humanitaria y lo hizo por mucho tiempo. Invirtió mucho dinero y esfuerzo en desmentir esta situación y después, una vez que no podía contenerla más, utilizó las desafortunadas sanciones contra nuestro país como excusa para justificar la tragedia.

El reconocimiento, aunque sea indirecto, del gigantesco sufrimiento de la gente es el primer paso para afrontar la situación, de manera que frente a la tragedia en lo particular prefiero que culpen a quien quieran con tal que hagan algo por los venezolanos y especialmente por la vida y el bienestar de los niños y adolescentes. En medio de tanta ineptitud uno solo aspira que haya un solo momento de lucidez. Solo uno.

Desde hace muchos años la ONU se ha mostrado dispuesta a ayudar y solo ha encontrado del gobierno una respuesta negativa, pero el año pasado inició formalmente el Plan de Respuesta Humanitaria para Venezuela. En el marco de ese Plan, se acordó en días pasados el inicio de operaciones del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA) en territorio nacional cuyo objetivo es proporcionar comidas diarias a miles de niños inscritos en el sistema educativo, especialmente en las escuelas de educación preescolar y especial.

¿Por qué es tan importante esto? Uno de los aspectos del impacto de la crisis radica en el acceso de las familias a una dieta balanceada que contribuya con el desarrollo integral de los niños y adolescentes. El PMA estimó en 2019 que casi 2,5 millones de personas se encontraban en inseguridad alimentaria severa y otras 7 millones en inseguridad alimentaria moderada, lo que se traduce en disminución de la cantidad de comidas, del tamaño de las porciones y del consumo de diferentes tipos de alimentos. Para enfrentar este déficit las familias han tenido que endeudarse, gastar ahorros, vender bienes y recortar gastos en educación, salud y esparcimiento, lo cual completa el cuadro de destrucción de la calidad de vida de todos nosotros. Frente a esta situación es urgente que Venezuela reciba ayuda para disminuir los costos de la tragedia que se miden en vidas.

Es inmensamente positivo que entre las partes en conflicto se pongan de acuerdo para atender tanto la pandemia como el riesgo que corren las generaciones de venezolanos que hoy crecen en las escuelas del país sin una alimentación de calidad.

Constantemente renovamos el llamado a unirnos en la búsqueda del progreso y de coadyuvar en la resolución de nuestros problemas, especialmente los de carácter social y económicos porque entendemos que la vida que tienen los niños en Venezuela no es la que merecen y eso es mucho más importante y urgente que los egos y peleas de cualquiera.

Realmente sería insensato aspirar a que cada quien abandone sus posiciones y opiniones, de hecho no es ni democrático ni justo, pero por supuesto que muchos esperamos, especialmente los jóvenes, que quienes pueden decidir lo hagan y lo hagan pronto pensando antes en los venezolanos que en ellos mismos.

@sifontescoronel.

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