Algunos reclusos del Centro de Formación para el Hombre Nuevo “El Libertador”, están castigados por presuntamente comerse el perro que pertenecía al exdirector del penal.
El disgusto o indignación, sostienen los familiares de los privados de libertad, es porque ellos les llevan alimentos para que coman algo mejor, pero por órdenes superiores, los subalternos o custodios, echan para atrás hasta más de la mitad la comida que con esfuerzo logran comprar por la situación crítica que viven todos en el país, reseñó la página Una Ventana a Libertad
«El animal, una perra Rottweiler, a la que llamaban ‘la niña’ o ‘princesa’, y que era propiedad del anterior jefe de este penal, fue sacrificada y devorada por varios presos, quienes ahora pagan las consecuencias por el hecho cometido», explica el periodista.
A los que están involucrados en el sacrificio de la mascota del antiguo director del penal, una señora sostuvo que “a los chicos que se comieron al perro fueron castigados. Están en reflexión”.
Temen que por lo acontecido “les hayan dado una pela. La gente del penal sabe que lo que tienen es hambre y encima los castigan inhumanamente. Claro, está mal lo que hicieron con ese animal pero el hambre desespera; más si tienen tiempo sin comer una comida completa. Ahora ni les darán la aguada de arroz que le reparten a todos”.
Con información de Una Ventana a la Libertad