Aparece en pantalla: Una incalculable cantidad de secuestros express ocurren a diario en Latinoamérica. La premisa queda plasmada desde el primer momento. Esta historia está basada en hechos reales. Casas de ladrillo con techos de zinc se acumulan una encima de la otra en una montaña. Es una vista aérea de Caracas. Por un lado, Petare, el barrio más grande de Latinoamérica; por el otro, las urbanizaciones del este de la ciudad capital. Una división que derivó en un resentimiento que se expresa con el secuestro de un par de jóvenes en la ópera prima del director y guionista Jonathan Jakubowicz. Se estrenó hace 15 años, el 12 de agosto de 2005, y llevó a la sociedad a las salas de cine a reflexionar sobre un tema del pocos querían hablar.
Al salir de una discoteca a las 5:00 de la mañana, Carla y Martín -interpretados por la argentina Mia Maestro y Jean Paul Leroux, en ese entonces conductor del programa Noche de Perros- son secuestrados por Budú (Pedro Pérez) y Niga (Carlos Madera) -ambos integrantes del dúo de rap Vagos y Maleantes- y Trece (Carlos Molina). A cambio de su libertad, sus padres -uno de ellos interpretado por el cantante panameño Rubén Blades- deben entregar 40 millones de bolívares -ni fuertes ni soberanos- en dos horas.
El éxito de Secuestro Express fue inmediato.
Fue la primera película venezolana distribuida internacionalmente por un estudio de Hollywood, Miramax, filial de Disney en ese entonces, llenó las salas de cine semana tras semanas, teniendo clasificación R (personas de menos de 17 años requieren acompañamiento de un adulto). Compartía espacio en la cartelera con Las aventuras de Sharkboy y Lavagirl, Charlie y la fábrica de chocolatey Herbie: a toda marcha, entre otras películas, y se convirtió en la película más vista en Venezuela en 2005.
Con información de El Nacional.