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Napoleón

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(Por: Lionel Álvarez Ibarra)

.-Este próximo 22 de noviembre se estrenará, a nivel mundial, el film Napoleón, una película biográfica dirigida por el británico Ripley Scott y protagonizada por el ganador del Oscar Joaquín Phoenix. Entusiasmado por el estreno, se me ocurrió la difícil tarea de resumir, en sólo una hoja, la vida de este pequeño corzo que, prácticamente de la nada, se  convirtió en emperador de Francia.

Nació en Córcega en 1769, bautizado como Napoleone di Buonaparte (Nabolione en corso), solo un año después de que Francia comprara la isla a la República de Génova. Se crió en un ambiente anti francés. Su padre luchó al lado de los corsos insurgentes que se negaban a aceptar a los nuevos dueños. Resignado al dominio galo, consiguió que su hijo fuese a estudiar a la Francia continental, en la Academia Militar de Brienne. Tenía Napoleón sólo diez años, y enfrentó momentos difíciles cuando sus compañeros se burlaban de su extraño nombre y de su mala pronunciación del francés. Luego, continuó estudios en la Escuela Militar de Paris, de donde egresó en 1785.

Cuando la Revolución Francesa estalló en 1789, Napoleón tomó partido por la causa de la revolución. Las circunstancias lo van a favorecer, porque Francia estaba formando un nuevo ejército nacional, es decir, ya no era el ejército del rey, sino uno para defender los ideales revolucionarios, y para ello tenían que improvisar jefes militares de los niveles subalternos. Su actuación en dos acciones militares lo van a sacar a la palestra. En 1793 sofocó con rapidez una sublevación fraguada por los ingleses en la base naval de Tolón, y en 1796, logró aplastar una revuelta armada de los realistas en París. A la edad de 24 años ya había alcanzado el grado de General de Brigada, y había cambiado su nombre por el más afrancesado Napoleón Bonaparte. En 1796 se casó con una mujer que cree que le va a ser útil, por estar muy bien conectada con políticos influyentes: Josefina de Beauharnais.

Lo nombraron comandante del ejército francés, cruzó los Alpes y tras una serie de victorias anexa Italia a la República francesa. Sus estrategias revolucionaron el concepto de la guerra de su tiempo. Se había pensado, hasta entonces, que lo importante para decidir una batalla era contar con el ejército más numeroso. Napoleón estableció que lo fundamental era la movilidad extrema y poder concentrar el máximo de fuerza en el punto decisivo. Sus exitosas estrategias pasaron a ser materia obligada de estudio en las academias militares del mundo.

En 1798 dirigió la campaña de Egipto, que le sirvió de trampolín hacia el poder político. A su regreso a Francia, organizó el golpe de Estado de Brumario, que lo convirtió en cónsul vitalicio. En1804 se proclamó emperador y se coronó en la iglesia de Notre Dame, a la que hizo venir al papa desde Roma, y en el momento de la coronación, tomó la corona de las manos del Papa y se la colocó él mismo sobre su cabeza, como queriendo afirmar simbólicamente que no la recibía de nadie. 

Sus victorias militares le permitieron ir extendiendo los límites de Francia por toda Europa. Algunos historiadores lo consideran un tirano y otros un “déspota ilustrado”, pero todos reconocen, además de su genio militar, sus rasgos de extraordinario político y diplomático. Destacó como un brillante legislador y administrador. Introdujo importantes reformas en el sistema educativo, judicial, financiero y administrativo. Fundó el Banco Central y organizó un sistema unificado de impuestos y finanzas. Implantó el Código Napoleónico, un código civil tomado como modelo en países de todo el mundo. 

En 1810 se divorcia de Josefina. Aquel romance que siempre se había tomado como una de las grandes historias de amor de todos los tiempos, en verdad fue una relación tormentosa.  Al año siguiente se casó con María Luisa de Austria, quien le daría un hijo. que sería conocido como Napoleón II de Francia, aunque nunca llegó a gobernar.

Dos grandes errores determinaron el fin de su imperio de diez años. En 1808 comete el primero, con la invasión de España, que sería el comienzo de la sangría de sus ejércitos. En 1812 acomete la invasión de Rusia que va a ser otro desastre. Su ejército, que incluía hombres procedentes de las regiones conquistadas (y poco animados a luchar por Francia), fueron diezmados por el hambre y el terrible invierno ruso. 

Con sus tropas prácticamente destruidas, es derrotado en la batalla de Leipzig en 1813. Luis XVIII es restituido como rey de Francia. Napoleón debe abdicar y es llevado prisionero a la isla de Elba. Sorpresivamente, con la ayuda de partidarios, se fuga y regresa a Paris para tomar de nuevo las riendas del mando. Ese período, llamado de los “Cíen Dias”, terminó cuando fue derrotado en la batalla de Waterloo (Bélgica) en 1815, y confinado a la isla de Santa Elena. Allí muere el 5 de mayo de 1821, a la edad de 51 años. 

Ningún lector debe sentir que le he aguado la fiesta al contarle el fin de la película, pues ni siquiera conozco la trama; así que les recomiendo que vayan a verla, recuerden que…  “¡una imagen vale más que mil palabras!”.

Lionel Álvarez Ibarra

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