(Por: Nelson Acosta Espinoza)
“Maldición de los recursos naturales”, “enfermedad holandesa”, “paradoja de la abundancia” son algunos de los términos usados para describir las peculiaridades presentes en los estados rentistas. Desde luego Venezuela no escapa de esta descripción.
¿En qué consiste esta condición? Se refiere al hecho de acuerdo al cual países y regiones con una abundancia de recursos naturales, especialmente de fuentes puntuales de recursos no renovables, como minerales y combustibles tienden a tener un menor crecimiento económico y resultados de desarrollo peores que los países con menos recursos naturales.
Si posamos la mirada en la geografía petrolera vamos a descubrir cómo países tan disímiles como Irán, Nigeria, Argelia e Indonesia exportadores de gas y petróleo compartieron vías comunes de desarrollo que le produjeron similares resultados.
Son varias las causas que se agrupan para producir estas secuelas y un inapropiado uso de los recursos provenientes de la administración petrolera. El más señalado es la disminución de la competitividad de otros sectores económicos (causadas por la apreciación del tipo de cambio real, cuando los ingresos provenientes de estos recursos ingresan en la economía, un fenómeno conocido como mal holandés). Igualmente debemos añadir su volatilidad debido a la exposición a los vaivenes del mercado mundial de los productos básicos, la mala gestión que hace el gobierno o la presencia de instituciones débiles, ineficaces, corruptas e inestables.
Todas estas variables se encuentran presentes en la actualidad y son responsables del deterioro institucional y social del país.
De acuerdo a expertos se calcula que al país ha ingresado en los últimos treinta y cinco años la cantidad de un billón seiscientos cincuenta mil millones de dólares ($1.650.000.000.000). A pesar de estas fabulosas entradas producto de la renta petrolera el país presenta una situación calamitosa. A manera de ilustración esta cantidad equivale a 10 planes Marshal que fue la inversión usada para la reconstrucción de Europa después de la segunda guerra mundial.
En fin los precios del petróleo están aumentando. Es factible que de nuevo surja la fantasiosa consigna de la construcción de una “Gran Venezuela” pero, en esta ocasión será bolivariana autoritaria, centralizada y socialista.