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Maestros no están motivados a impartir clases y exigen que se dignifique la profesión

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Marta, Coromoto, Santiago, Carlos y Héctor, son educadores de profesión y  viven en los barrios del sur de Valencia. Por años asistieron a las aulas de clases donde impartían matemáticas, inglés, castellano y geografía, entre otras asignaturas, pero nunca pensaron que la fuerte recesión económica que existe actualmente en Venezuela, los llevaría prácticamente a abandonar la pasión por educar y buscar otras alternativas para poder subsistir.

Hoy cuando se celebra el Día del Maestro en Venezuela, esos hombres y mujeres que por años vieron pasar cientos de educandos por las aulas, no están motivados a seguir impartiendo clases, porque sencillamente no han sido valorados moralmente y económicamente.

Refieren que son castigados por un sistema que no les recompensa el esfuerzo que hacen todos los días por llegar a una escuela donde hace falta de todo, desde el autoestima hasta el alimento, pese a que la propaganda política del gobierno dice otra cosa. 

La verdad, está en cada uno de esos maestros que se sienten aplastados porque sus años de esfuerzo no son recompensados, además les han arrebatado sus beneficios económicos y sociales, al punto que no gozan de un HCM.

Lo que apenas le deposita el Magisterio en la cuenta a un maestro o docente, no alcanza siquiera para pagar el pasaje de una semana de traslado hasta el centro de educación, mucho menos, le sirve para la alimentación de su familia o vestirlos. Eso era en otra época, dice uno de los maestros.

 A pesar de la situación económica, algunos docentes apasionados por el compromiso de ver crecer a sus segundos hijos, llegan caminando hasta el escuela, con los zapatos degastados y la autoestima baja.

Uno que otro indica que la consigna es resistir, pero cuando ven que los niños y su familias están pasando por la misma situación de pobreza extrema que un docente, les provoca salir corriendo, y no lo hacen, porque saben que son el apoyo de esos niños que llegan a un aula de clases con el mismo sacrificio que hace el docente para cumplir con una gran responsabilidad.

Por años, la docencia era una de las profesiones más dignificadas en Venezuela, pero con el paso del tiempo fue desapareciendo, hoy no hay nada que celebrar, no hay condiciones por cualquier costado que se le mire.

Algunos de los maestros, dejaron a un lado la planificación de las materias, para rebuscarse en la calle como vendedores ambulantes, trabajar como taxistas, choferes en unidades de transporte público, detrás de un demostrador de una tienda, limpiar una oficina, una vivienda o sencillamente rebuscarse de cualquier otra cosa que le de aportes económicos para sustentar la familia.

Hoy los docentes, no celebran nada, salen a las calles de Venezuela a protestar exigiendo respeto y dignificación, pero seguramente no serán escuchados, y este lunes, nuevamente regresarán a las aulas bajo condiciones mínimas de seguridad por el Covid-19 y con una tristeza en sus rostros, porque sus esfuerzos no son recompensados.

Indican que con los bonos que entrega el gobierno, es poco lo que pueden solucionar, por ello exigen una vez más que se dignifique la profesión, y solicitan ganar como teniente coronel o un general de la república.

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