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Los escritores fantasmas

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(Por: Lionel Álvarez Ibarra)


Hay un dicho popular, de origen árabe, que dice: “hay tres cosas que se deberían hacer durante la vida: tener un hijo, escribir un libro y plantar un árbol.” El proverbio se puede interpretar como que no estamos en la vida para pasar de manera desapercibida, sino que, deberíamos dejar un legado como demostración de que no se ha vivido en vano.
Conozco a muchísimas personas que tienen hijos, pero a muy pocas que hayan publicado un libro. Esto me hace inferir que no debe ser tan fácil. Sin embargo, llama la  atención, cómo en los últimos tiempos, han proliferado nuevas publicaciones de libros a nivel mundial ¿será posible que a tantas personas se les haya despertado el interés por hacer realidad el proverbio árabe?
Es curioso que muchos de esos libros no están siendo escritos por literatos ni por personas con trayectoria en el mundo de las letras. Estrellas de Hollywood, deportistas famosos, políticos retirados, artistas y otros personajes que, a primera vista, no parecieran contar con un mínimo de pericia literaria, sin embargo, nos sorprenden con libros de extraordinaria prosa. La realidad es que, muchos de ellos, no son los verdaderos autores. Han acudido a lo que se conoce como “ghostwriters” o “escritores fantasmas”, un profesional a quien contratan para que les escriba la obra. No es cualquier persona, son escritores muy cualificados y cuyos servicios son muy bien remunerados. Se les hace firmar un contrato donde se comprometen a permanecer anónimos y a renunciar a cualquier aspiración de ganancia  como resultado de las ventas del libro.
Los escritores fantasmas no son nada nuevo, lo que sí es novedoso es la cantidad que actualmente  pululan en el mundo editorial. Existen inclusive páginas web, en donde se pueden ubicar sus servicios. Aunque “ghostwriter” es un término inglés, la presencia de estos personajes no se limita a los países anglosajones. En países de habla hispana, el término no se traduce a “escritor fantasma” como uno pudiera pensar, en cambio, se le llama “negro”, quizá más asociado a la imagen de un esclavo encadenado. 
Las editoriales, andan siempre a la caza de personas que hayan vivido aventuras o experiencias extraordinarias para revivirlas a través de un libro. Un buen ejemplo es el capitán  Chesley Sullenberger, un piloto de aviación quien amerizó de emergencia su Airbus A320 sobre las aguas del río Hudson de Nueva York. Su historia, contada en un libro, se convirtió en un “bestseller”. Sullenberger acumuló una fortuna, y publicó otros dos libros más ligados al tema. ¿Se despertó en el capitán un don literario que subyacía  latente bajo su oficio de piloto, o un negro escribió por él?
Hasta escritores ya reconocidos han utilizado negros. Uno de ellos es Tom Clancy, famoso por sus novelas de acción en los años ochenta. Llegó un momento en que la demanda por sus populares historias era tan grande que su editorial, reconoció años después, contrató negros para escribirlas…¡con el mismo estilo de Clancy!
Otro de los casos famosos del uso de negros fue el de Alejandro Dumas, quien se sirvió de muchos de ellos. El más conocido de sus contratados fue el historiador Auguste Maquet. En un momento en que Maquet se sintió frustrado porque no podía obtener tanto reconocimiento como Dumas ( no existían para entonces los contratos de confidencialidad que ahora se firman) llevó el caso a los tribunales. Dumas reconoció que Maquet lo había ayudado, se vió obligado a pagarle una indemnización monetaria, pero insistió en que él era el verdadero creador, y retuvo la propiedad de todas sus obras. Para los que amamos las novelas de Dumas, toda decepción que esto pudiera habernos originado, la atenuamos confiados en que, si bien Maquet aportó los fundamentos históricos, fue la genialidad de Dumas la que hizo exitosas sus extraordinarias obras.
En España se publican más de 80.000 libros al año, y se sospecha que no hay tanta gente cualificada para escribirlos con cierta soltura, por ello  se ha convertido en territorio paradisíaco para los negros. Aunque los contratos de confidencialidad son muy estrictos, en muchos casos, los nombres de los negros salen a la luz pública. Hoy se conocen quiénes fueron las verdaderas plumas que redactaron los libros de París Hilton, Victoria Beckham, Britney Spears, las hermanas Kardashian…Si a usted todavía le falta escribir un libro para completar la trilogía de propósitos del popular proverbio árabe, sería una bendición si contase con el don de la escritura para hacerlo.  Aunque podría contratar a un negro, alimentaría su ego, pero siempre su conciencia le recordará su falsedad. Además, el negro es costoso, así que mejor vaya pensando en sembrar una mata de aguacate en el patio de su casa que, como en el béisbol, de tres dos no es mal promedio.

Lionel Álvarez IbarraSeptiembre, 2022

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