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Leyendas Urbanas de Valencia: La historia de Isa Taboada y su secuestro de 46 días

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Por José Luis Cedeño.- 

El primer día luego de ser liberada por sus secuestradores, Isa Taboada, se quedó contemplando el amanecer, quizás sin caer aún en cuenta que estaba libre y podía luego de 46 días en cautiverio, tomar sus propias decisiones.

Fue en 2003, cuando en Valencia, capital de Carabobo ocurrieron dos casos muy sonados de secuestros a mujeres emprendedoras y de gran reconocimiento público. En Abril de ese año, fue Betty Amadio, miembro de unas de las familias más tradicionales de la región, y en septiembre le tocó a Taboada, ser la protagonista de tan terrible crimen que es parte del 1er episodio de Leyendas Urbanas de Valencia, un programa dedicado a las historias más sorprendentes de nuestra región, producido por José Luis Cedeño (quien escribe esta crónica) y Sandy Aveledo.

En su caso, fue un 30 de septiembre, en horas del mediodía, cuando salía de su tienda ubicada en el centro de la ciudad, y de repente, su vida cambió. Un carro con dos hombres la interceptó, y en plena calle, con decenas de testigos, inició su calvario.

Ella en shock ante la arremetida de los secuestradores, imaginaba que se trataba de algo express, como estaba muy de moda en esa época, pero con el pasar de las horas y las conversaciones de los sujetos armados, entendió que era mucho más que eso.

Ya encapuchada fue trasladada a una casa, que ella describe como “típica de las de el Trigal” pues no era una casa humilde, sino de clase media “de piso de granito, era una casa vieja, pero no era ningún rancho”. Ella no sabía dónde estaba, ni cuántos días duraría allí, pero pudo escuchar en su encierro, desde el inicio del nuevo año escolar en una escuela cercana, hasta una fiesta de cumpleaños de alguno de los vecinos.

Narra que nadie se imaginaba en esa zona, que yo estaba allí oculta, encerrada, y con miedo a perder la vida, alrededor parecía una comunidad normal, con sus ruidos cotidianos.

Muchas veces tuvo miedo de ser violentada físicamente, e incluso, en una ocasión cuando los secuestradores en medio de las negociaciones perdían la paciencia, la atormentaban diciéndole que sería enviada a la frontera junto a la guerrilla colombiana. roducido por #SanDiego ncia te trae la segunda parte de los secuestros en Carabobo, con el caso de Betty Amadioi.

“Me daban a beber en esos vasos de mayonesa antiguos que eran de vidrio, bueno yo una vez cuando me decían que iba a ser enviada a la guerrilla, partí uno y escondí un pedazo de vidrio, para estar lista, si me mandaban allá, yo me quitaba la vida” recuerda entre sentimientos encontrados.

“Lo único que podía decidir era mi vida, pues estaba decidida a evitar a toda costa que me enviaran a la guerrilla, y pasar las que tuvo que vivir Ingrid Betancourt” comenta, con una serenidad que luego de muchos años, puede sentir al contar tan amargos recuerdos.

Un cautiverio, una rutina

Estuvo 46 días en un cuarto que ella a diario medía y tenía solo 13 cuartas y un poquito más. Eso mientras esperaba que su familia pudiera lograr completar la elevada cifra que pedían sus captores.

En esos días conocía la fecha y hora gracias a que compraban a diario un periódico local, que la mantenía entretenida.

“Dormía en un cuarto todo tapado, no había ventanas ni ventilación,. Y en un colchón tirado en el piso muy viejo y desgastado”.

Un 26 de septiembre celebraron un cumpleaños en una casa cercana, un señor llamado Manuel. “Tenía varios días los ojos vendados, hasta que fueron poco a poco generando confianza y solo la amarraban de noche.

Muchas de esas noches fueron de diálogos con Dios, le reclamaba al principio, el por qué de esa situación a ella, y con el pasar de los días fue entendiendo que son pruebas que se deben superar.

“Le reclamé eso, mi libertad, luego lo entendí a otros le mandan otras pruebas, yo he sido una mujer feliz, una infancia feliz, una adolescencia feliz, una juventud maravillosa, me gradué, económicamente estoy bien, que más quiero en la vida, estoy sano, bueno me mandó esto y tienes que salir de aquí y eso fue a lo que me dediqué esos días a sobrevivir”.

Una liberación en medio de la noche

Los días previos a su liberación los secuestradores se prepararon para dejar la casa, y comenzaron un trabajo de limpieza y camuflaje.

Isa cuenta que el colchón donde dormía fue quemado, pintaron las rejas exteriores, cambiaron el color de la casa, e incluso tuvo que ayudar a hacer muchas de esas tareas.

El día de la liberación fue abandonada por los secuestradores, en una autopista oscura y solitaria, y tras caminar un largo trecho, llegó una patrulla de la Policía de Guacara, en Carabobo, y la abordó.

Los funcionarios le preguntaron qué hacía en medio de la noche sola, caminando, lo que contestó que había sido víctima de un atraco (en su mente sentía temor de que esos policías fuesen miembros de la banda y que eso era una prueba para asesinarla si se equivocaba).

Fue trasladada a la sede de la policía de esa localidad, donde pudo llamar a su familia. “el primer día y el último son los peores porque no sabes lo que puede pasar” dice con seguridad.

Ya con su familia, pudo contactar a sus amigas para hablar y olvidar rápido ese trauma, a pesar de la negativa de su esposo, que quería irse de inmediato del país, para alejarse de la experiencia.

“Cuando volvía empecé a trabajar, y claro a lo mejor hay cosas como que cuando voy en un carro y todavía me pasa, yo no me pego a ningún carro, yo dejo cualquier cantidad de espacio con otro carro”.

Luego de casi 18 años, Isa Taboada, no abandonó la ciudad que tanto ama, al contrario se ha vuelto una carismática líder empresarial y emprendedora; confiesa  que su secuestro, la marcó para toda la vida, pero como toda situación da cosas positivas y negativas, y hoy es una mujer más fuerte y centrada en las cosas importantes.

El programa en YouTube

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