Previous slide
Next slide
Previous slide
Next slide

Leer en impreso o digital ¿Cuál es mejor?

Previous slide
Next slide
Previous slide
Next slide
Facebook
Twitter
WhatsApp
Pinterest
Pocket

Columna: Mejor Vivir

(Por: Arnaldo Rojas)

Muchos cambios en nuestras vidas se han acelerado con la pandemia y todo ha sido tan rápido que casi no nos damos cuenta. Entre estos cambios se cuenta el hábito de la lectura. ¿Cuál ha sido el impacto de la emigración de los libros en papel al soporte digital? ¿Es mejor libros impresos o digitales? Son preguntas recurrentes y aparentemente simples pero nada fáciles de responder porque nos encontramos en pleno proceso de cambio y todavía no se puede plantear una conclusión definitiva.

A pesar que hoy en día estamos leyendo más palabras que nunca (se calcula que un promedio de alrededor de 100.000 al día) la mayoría se leen en ráfagas cortas en las pantallas y «por encima». Mientras que la lectura en papel genera una comprensión más profunda y duradera que leer el mismo texto en una pantalla. La información que se lee en digital, desaparece más rápidamente de la memoria. Las pantallas parecen ser mejores para hacer lecturas superficiales o rápidas, de acuerdo a un estudio del Centro de Lectura de la Universidad de Stavanger en Noruega.

Esto preocupa a los investigadores, ya que transformar nueva información en conocimiento consolidado en los circuitos del cerebro requiere múltiples conexiones con las habilidades de razonamiento abstracto, cada una de las cuales necesita un tipo de tiempo y atención que a menudo falta en la lectura digital.

Por su parte, los especialistas en Neurociencia señalan que cuando leemos a nivel superficial, “por encima”, sólo estamos obteniendo la información. Cuando leemos profundamente, estamos usando mucho más de nuestra corteza cerebral. Es lo que se llama Lectura Profunda, la cual significa que hacemos analogías, hacemos inferencias, lo que nos permite ser seres humanos verdaderamente críticos, analíticos, empáticos.

También hay que considerar que, si bien el proceso de aprender a leer cambia nuestro cerebro, también lo hace lo que leemos, cómo leemos y en cuál soporte leemos (papel impreso, teléfono, computadora, laptop, table).

Una de las iniciativas más importantes surgidas para tratar este tema se denomina E-READ (Evolución de la Lectura en la Era de la Digitalización), un organismo que reúne académicos y científicos de 30 países, cuyo objetivo es mejorar la comprensión científica de las implicaciones de la digitalización. Es parte del Programa Internacional de Cooperación Europea en el Campo de la Investigación Científica y Técnica (COST), que considera la lectura como un «asunto de urgente preocupación».

«Las investigaciones muestran que la cantidad de tiempo que se dedica a leer textos de formato largo está disminuyendo y, debido a la digitalización, la lectura se está volviendo más intermitente y fragmentada», algo que podría «tener un impacto negativo en los aspectos cognitivos y emocionales de la lectura. Descubrimos que hay, lo que se llama una inferioridad en la pantalla», reveló Anne Mangen, presidenta de E-READ.

«Hay muchas cosas que se pueden leer igualmente bien en un teléfono inteligente, por ejemplo, actualizaciones de noticias, que son más cortas. Pero leer en pantalla algo que es cognitivo o emocionalmente desafiante conduce a una comprensión de lectura más pobre que leer en papel», agrega la especialista.

También señala que “el volumen mismo está teniendo efectos negativos porque para absorber tanto contenido, hay una propensión a leer por encima, superficialmente. El cerebro lector tiene un circuito plástico y este circuito reflejará las características del medio con el que lee. Las características de lo digital se van a ver reflejadas en el circuito”.

En otras palabras, así como al aprender a leer de la manera tradicional el cerebro se formatea y graba las rutas de la razón y los caminos a la emoción, al aprender a leer en formato digital, el cerebro trazará rutas distintas y, si dejamos de un lado la Lectura Profunda, borrará las anteriores, si es que existían.  «Si no entrenamos esas habilidades, eventualmente podemos perder la capacidad de comprender contenido más complejo, y también tal vez de involucrarnos o ser menos imaginativos y creativos», advierte Anne Mangen.

Entonces, ¿qué podría deparar el futuro para los libros y para el cerebro lector? «La imaginación humana es algo fantástico, somos muy flexibles. Encontramos formas de hacer lo que queremos con la tecnología disponible», opina la neurocientífica Marianne Wolf, que también forma parte de E-READ. “Creo que el futuro traerá muchos libros más cortos». Una consideración interesante porque ya han surgido tendencias como la “Twiteratura” o los brevilibros de muchos autores actuales, que son cortos, muy visuales y con temas enganchadores, tipo golosinas, para captar la atención de los lectores.

Quizás el futuro de la lectura no sea tan incierto y se produzca una síntesis entre lo impreso y lo digital, que tome lo mejor de cada soporte. En este sentido, suscribimos la conclusión de Marianne Wolf: «Así como las personas pueden ser bilingües y trilingües, mi esperanza es que desarrollemos un cerebro bialfabetista. Podemos disciplinarnos para elegir el medio que mejor se adapte a lo que estamos leyendo y así no perder el extraordinario don que la lectura le ha dado a nuestra especie».

Te puede interesar:

Facebook
Twitter
WhatsApp
LinkedIn
Pinterest
Previous slide
Next slide
Previous slide
Next slide

Economía

Política

WP Radio
WP Radio
OFFLINE LIVE
Scroll al inicio