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La vida sin Facebook

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(Por: Lionel Álvarez Ibarra)

.-El pasado 4 de octubre fue un lunes negro para las plataformas Facebook, Instagram y WhatsApp. Los tres servicios del gigante de la Internet, colapsaron a nivel mundial. Fue una  pausa de solo seis horas, pero suficiente para darnos una demostración de cómo  sería la vida sin ellas.

Millones de internautas reaccionaron ansiosos y preocupados, al no poder acceder a los servicios en línea, y acudieron presurosos en búsqueda de alternativas. Telegram, una aplicación más reciente de mensajería, aprovechó el momento para resaltar el valor de su aplicación, que se mantuvo funcionando sin ningún problema, y esa misma tarde experimentó un crecimiento récord, cuando más de 70 millones de nuevos usuarios se suscribieron. Mi amigo Paco, que hace algunos meses había mudado nuestro chat de béisbol de WhatsApp a Telegram, nos envió mensajes solicitando reconocimiento por su acertada y visionaria decisión.

Miles de personas se fueron a refugiar a Twitter, en donde la palabra WhatsApp acumuló más de medio millón de menciones en menos de una hora. Por supuesto que no faltaron los memes, chistes y burlas. Los agradecimientos a la existencia de la red social del pajarito azul se dispararon, y millones de «Gracias Twitter» se hicieron viral.

Siendo WhatsApp la aplicación de mensajería  más utilizada en el mundo, su interrupción afectó a más de 2.000 millones de personas en 180 países. Sin embargo, resulta curioso que el problema no tuvo tanta repercusión en los Estados Unidos, porque allí WhatsApp no es tan popular, y se estima que menos del 20% de los usuarios de teléfonos inteligentes la usan.

Hay quienes le dan una razón algo histórica al asunto, y explican que cuando se inició la telefonía celular en los Estados Unidos, enviar y recibir mensajes de texto (SMS) era costoso. Luego, por la fuerte competencia entre compañías, éstas empezaron a ofrecer planes con mensajes de texto sin costo alguno. Como los  estadounidenses mantienen pocos contactos familiares fuera de su país, quizá no les llamó tanto la atención una plataforma como WhatsApp, y mantuvieron  su costumbre de usar los mensajes de texto, con lo cual satisfacen completamente sus necesidades a nivel nacional. Otras aplicaciones de mensajería se consolidaron en el mercado antes que WhatsApp, y  por eso hoy en día son más utilizadas.

Ahora, cuando revisamos el mercado latino dentro de los Estados Unidos, las cosas cambian. Casi un 50% de ese grupo poblacional usa WhatsApp, principalmente debido a que muchos  necesitan comunicarse con sus familiares en otros países. También en Venezuela, y en general en América Latina, es la aplicación que más se utiliza, por haber sido de las primeras disponibles en la región para mantener una comunicación instantánea totalmente gratuita.

Mientras el mundo reaccionaba de inmediato al colapso de las plataformas de Facebook, en Venezuela tardábamos en darnos cuenta, pues creíamos que se trataba de otra falla más de las tantas a la que estamos acostumbrados diariamente, producto de nuestro deficiente servicio de Internet.

Hice una pequeña encuesta entre mis allegados -nada científica por supuesto- y al preguntarles cómo les fue sin el WhatsApp, respondieron lo siguiente: Marcolina, que ya tenía dos meses sin internet; Brigida, que ese día le llegó el agua y apenas escuchó el traquetear de las tuberías, salió corriendo a lavar ropa y baños, olvidándose del celular; Andrés, que ya tenía cinco horas en la cola para echar gasolina y allí no tenía cobertura. En conclusión, caídas frecuentes de electricidad, Internet y otros servicios, los dejan continuamente sin conexión a WhatsApp; están acostumbrados a ver el relojito allí, dando vueltas, por lo  que  no fue nada nuevo para ellos, ni les despertó mayor atención.

El planeta pudo apreciar cómo la plataforma WhatsApp se ha vuelto imprescindible para millones de empresas y negocios que manejan sus ventas y comunicaciones a través de ella. Para los  venezolanos, lo que más nos preocupó fue no poder contar con la plataforma más utilizada para comunicarnos con nuestros familiares y seres queridos, y que si desapareciera, quedaríamos literalmente «desWhatsAppdos».

Lionel Álvarez Ibarra
Octubre, 2021

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