(Por: Nelson Acosta Espinoza)
Palabras más, palabras menos, éste es un conocido dicho castellano que intenta subrayar lo difícil que supone advertir con cierta seguridad los resultados de una acción específica.
Cómo siempre la sabiduría popular resulta certera en su advertencia y ésta se hace más contundente cuando la aplicamos a los ámbitos políticos y militares.
¿A qué viene este refrán? En primer lugar nos previene sobre conductas inflexibles y advierte que no siempre los resultados de una política determinada son los previstos. Igualmente, apunta a señalar lo globalizado que se encuentra el mundo y, en consecuencia lo que sucede en una fracción del mismo afecta a otras partes del conjunto.
La guerra desatada por la potencia imperialista rusa sobre Ucrania está generando cambios y alianzas impensables meses atrás. Aquí es donde cabe el refrán castellano «La liebre salta por donde uno menos piensa».
En los últimos días se ha podido observar la disposición a conversar y concertar un tipo de acuerdo entre los dos actores protagónicos en la dinámica política del país. La semana pasada arribó a Venezuela una delegación del gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica. El propósito del viaje era discutir diferentes temas entre ellos: seguridad energética y los casos de 9 ciudadanos estadounidenses que permanecen encarcelados en el país. Por su parte el presidente Maduro indicó su disposición de reactivar el diálogo nacional con políticos y otros actores.
Puede resultar exagerada la siguiente afirmación. Sin embargo los hechos apuntan a señalar que lo que no se pudo lograr meses atrás se está obteniendo como resultado de la agresión rusa a Ucrania. No hay duda que Estados Unidos intenta orientar su política hacia Venezuela en términos de garantizar su seguridad energética.Venezuela tradicionalmente fue un seguro proveedor de petróleo y gas para los Estados Unidos. Por su parte el gobierno intenta negociar el levantamiento de las sanciones impuestas por el gobierno americano.
A lo interno se debe estar produciendo cambios de percepción en la población. La oposición democrática se encuentra en un franco proceso de agotamiento. Sus elementos fundantes se han erosionado y se haya atrapada dentro de una atmósfera de desaliento. No ha podido construir el relato político apropiado que marque distancia entre los dos polos de la política del país y vaya al encuentro del futuro.
Lo que es válido para la oposición puede igualmente endosársele al gobierno. La crisis económica, institucional y social tiende a acentuarse. La inflación no ha podido ser detenida y el descontento aumenta en forma progresiva. Probablemente estás circunstancias explica las señales de apertura que ha lanzado Maduro.
Lo cierto es que sin una propuesta de naturaleza estratégica ( Descentralización autonómica) «contada» en forma eficiente y entorno a la cual se pueda aglutinar los factores democráticos resultará problemático ir al encuentro con éxito a los próximos procesos electorales.
Pareciera que es indispensable producir cambios en la dirección política de la oposición democrática.
