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La divagación mental

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(Por: Lionel Álvarez Ibarra)

Hace algún tiempo, cuando todavía vivía en casa de mis padres, conseguí en la biblioteca, un libro sobre meditación. Se iniciaba indicando, que había que poner la “mente en blanco”. Seguí las instrucciones, hice varios intentos, pero me fue imposible, miles de pensamientos invadían mi mente. Regresé el libro a su lugar, convencido de que eso de meditar, no era conmigo.

Tiempo después vi, en un documental de la BBC de Londres, a un monje tibetano, que comparaba la mente humana con una jaula de monos, en donde los simios representaban, metafóricamente, los pensamientos. Decía que era imposible mantenerlos inmóviles en la jaula, así como era difícil liberar a la mente de pensamientos. Por supuesto que, inmediatamente, recordé a aquel libro de meditación y su «mente en blanco», que había dejado en mi casa.

Ya en tradiciones milenarias se hablaba del ajetreo mental, de esa condición de la mente de estar siempre divagando, yendo de aquí para allá. En el siglo XVI, Santa Teresa de Jesús lo llamó «la loca de la casa», y reconocía que no la dejaba concentrarse, ni siquiera en sus oraciones.

La Dra. Nazareth Castellanos (*), neuro científica española, señala, que ese ajetreo mental ha sido bastante  estudiado por la neurociencia, y se le ha dado un nombre más técnico, se le llama «red por defecto». Los modernos equipos de neuro imágenes han permitido, visualizar la actividad del cerebro durante ese ajetreo. Aún en calma, cuando no hacemos nada, nuestro cerebro está generando pensamientos y emociones de manera continua.

Castellanos indica, que nos pasamos aproximadamente entre 75 y 80% del tiempo, en  red por defecto, en donde estamos constantemente recordando, imaginando, y hablando con nosotros mismos. Nos invaden innumerables pensamientos, que ni siquiera hemos seleccionado, nos llegan de manera inconsciente y al azar.

Algunas corrientes filosóficas y espirituales nos advierten, que esa divagación continua de nuestra mente, es fuente de insatisfacción, de malestar, y nos convierte en seres infelices. Castellanos nos refiere a un estudio desarrollado por dos psicólogos de la Universidad de Harvard, Matthew Killingsworth y Daniel Gilbert, que se propusieron investigar esa relación entre la divagación mental y la felicidad.

La investigación, que se publicó en la prestigiosa revista Science, fue muy innovadora, porque utilizaron medios modernos para recopilar la data, pues, diseñaron una aplicación para el iPhone, con la cual pudieron preguntar a miles de personas, en tiempo real, qué sentían y pensaban, en ese momento exacto, y sus respuestas se registraban en una base de datos.

El estudio evaluó una muestra de 2250 adultos con una edad promedio de 34 años. ¿Qué estás haciendo ahora?, ¿qué estas sintiendo en este momento?, ¿estás pensando en algo que no es lo que estás haciendo?, fueron algunas de las preguntas formuladas a los participantes.

Según los resultados, los evaluados divagaron en un 46,9% de las horas de vigilia, con  pensamientos que nada tenían que ver con la actividad que realizaban. Cuando menos divagaron, fue cuando hacían el amor. Un 42% de las mentes divagaron sobre aspectos agradables, comparado con solo 26.5% concentrados en pensamientos desagradables y 31% que lo hicieron sobre tópicos  neutrales. En ninguno de esos casos, fueron más felices, que cuando sus mentes estaban enfocadas en lo que estaban haciendo.

La conclusión general de la investigación es que, la mente humana es una mente que divaga y que una mente que divaga, es una mente infeliz. Esos resultados no están muy alejados de las corrientes que piensan que vivir en el presente, es la mejor manera de alcanzar la felicidad. Concentrarse en el aquí y el ahora, sin dejarse enganchar, por los recuerdos del pasado que nos deprimen, ni por la imaginación del futuro, que nos puede conducir a la ansiedad.

Es saludable, periódicamente, darle un descanso al cerebro, liberarlo por momentos, de la red por defecto, porque un cerebro en silencio, está correlacionado con una mejor calidad de vida

¿Cómo podemos hacer que nuestro cerebro tenga un poco más de silencio?
Existen variadas herramientas que permiten entrenar a la mente, y una de las técnicas que tiene mayor evidencia científica es el Mindfulness,  el cual ha sido evaluado por importantes centros de investigación, y ha demostrado brindar numerosos beneficios a nivel biológico, psicológico, emocional y social.

Actualmente, con las ventajas que nos brinda la Internet, podemos acceder a fuentes calificadas, que nos pueden instruir sobre Mindfulness. También, pudiera ser de utilidad, buscar ayuda de profesionales – algunos dictan talleres-  que guían a las personas, en la práctica de la técnica.

Lionel Álvarez Ibarra
Mayo 2021

(*) NAZARETH CASTELLANOS
Licenciada en Física teórica y doctora en Medicina por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Master en Matemáticas aplicadas a la Biología y Master en Neurociencias por la Facultad de Medicina de la UAM.
Ha trabajado como investigadora y docente en el laboratorio de Neurociencia cognitiva de la UAM, en el Instituto de investigaciones cerebrales Max Planck de Frankfurt y en el Kings College de Londres.
Actualmente dirige la investigación del laboratorio Nirakara – Lab y la cátedra de la Universidad Complutense de Madrid, Mindfulness y Ciencias Cognitivas. Es directora del proyecto «Interacción cerebro – cuerpo en meditadores».

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