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La columna de Alexis López

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¡Oposición en crisis!

Tal como lo profetizó la mayoría de los analistas políticos y los periodistas de opinión que siguen de cerca los movimientos de los partidos opositores en Venezuela, no hubo consenso en la aprobación del reglamento que regirá la realización de las primarias opositoras previstas para el 2023 y la estrategia de decidir su contenido dentro del cogollo del G4  para luego tratar de engañar a la opinión pública informando que el mismo es el resultado de un acuerdo entre los numerosos grupos que conforman la oposición venezolana, al parecer no está dando resultado. Luego del anuncio, los despectivamente llamados “partidos minoritarios” reaccionaron de inmediato, denunciando que la soberbia del G4 (rebautizado ahora con el nombre de Plataforma Unitaria) representado por Primero Justicia, Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo, y Voluntad Popular, impidió que se dieran los acuerdos necesarios para aprobar un reglamento que permitiera hacer las primarias con el menor trauma y tratando de dejar el menor número de heridas posibles, por lo que algunos de estos grupos ya han amenazado con retirarse de la contienda antes del 2023, (en los próximos días incluso), para luego anunciar su participación en las elecciones presidenciales del 2024, (o del 2023), con candidaturas propias nacidas del seno de sus propias organizaciones.

Algunos de estos llamados partidos minoritarios han manifestado que nunca los convocaron a debatir el reglamento y que se enteraron por la prensa digital de la aprobación del mismo, por lo que los principales voceros de éstos vienen denunciando públicamente la falsedad del anuncio hecho hace unos días por el G4 sobre un consenso absoluto de las fuerzas opositoras en su aprobación. Agotadas las instancias de la discusión y las garantías de poder participar en igualdad de condiciones, la mayoría de los opositores “minoritarios” han decido montar tienda aparte, convencidos de que es mejor andar solos que mal acompañados. La oposición venezolana, o mejor dicho, las oposiciones venezolanas, están hoy en día más divididas que nunca, y ahora no sólo tendrán que seguir afrontando las grandes diferencias internas, sino también las consecuencias propias del sectarismo del G4 y la situación del “gobierno interino” de Juan Guaidó del cual es necesario deshacerse de una vez por todas.

Otros grupos han venido indicando que el reglamento inconsulto aprobado la semana pasada, está hecho a imagen y semejanza del G4 y que la selección de los integrantes de la comisión nacional de primarias es un formalismo para legitimar el sectarismo de quienes, erigiéndose como los partidos mayoritarios, niegan el derecho a la participación del resto de las organizaciones políticas, secuestrando un proceso que en la práctica debería ser amplio, democrático y participativo. Mientras los “mayoritarios” de la plataforma unitaria secuestran la organización de las primarias donde se elegirá a un candidato opositor que enfrentará a Nicolás Maduro, en el 2024, (o en el 2023), los “partidos pequeños” denunciaron que el G4 está conformado por una oposición vencida y devaluada de la cual hay que divorciarse completamente.

Entre la dirigencia media y alta de los partidos que conforman el G4 se comenta que los rumores de una eventual revocatoria por parte del gobierno de los Estados Unidos al reconocimiento de Juan Guaidó como “presidente interino” de Venezuela son ciertos y que la decisión para nada implica reconocer a Nicolás Maduro, como presidente legítimo, sino que forma parte de los acuerdos que se vienen haciendo con el Departamento de Estado para descargar, antes de realizar las primarias, el enorme peso que implica el rechazo que actualmente tiene Guaidó, lo que hace dificultoso el camino hacia la Presidencia de la República y aviva cada día más los conflictos y las diferencias internas dentro de las oposiciones venezolanas. La decisión, para cuidar la forma, se tomaría en enero de 2023 cuando culmina el actual período legislativo de la Asamblea Nacional y, debido a lo imperante que es salir de él antes de las internas, se puede asumir como un hecho que Guaidó comerá hallacas, pero no jugará carnaval.

La gran mayoría de la dirigencia opositora está convencida de que a Guaidó se le acabó el tiempo y es necesario sacarlo del juego por el bien de la oposición, ya que su popularidad negativa ha alcanzado niveles impresionantes y las cada vez más continuas denuncias de corrupción en su contra les hacen un flaco favor a los intentos de la unidad dentro de las filas opositoras. Ahora, siendo también casi un hecho que se retomará el dialogo de México, lo mas es que Guaidó no tenga participación de ningún tipo en el  mismo, lo cual, en la práctica, aunque oficialmente no se diga nada al respecto, significaría el aniquilamiento total del gobierno interino y el nacimiento de un nuevo tipo de relaciones con los Estados Unidos.

La gran triunfadora con la “aprobación” entre gallos y medianoche del reglamento opositor fue sin duda María Corina Machado, quien logró imponer al G4 sus condiciones para participar en las primarias por la vía del chantaje, amenazando con boicotear el proceso si las mismas eran organizadas por el CNE. Esto con apenas contar, de acuerdo a recientes estudios de opinión, con el 1% dentro de la intención de voto para escoger el candidato presidencial opositor, pero amparada en el amplio espectro mediático que tiene sobre todo a nivel internacional desde donde, sin duda, puede influenciar para deslegitimar las primarias. María Corina también ha venido anunciando que de ganar las primarias sólo participaría en las elecciones presidenciales si el CNE no las organiza y tampoco participa el Plan República.

Mientras todo esto ocurre, sigue cobrando cada vez más fuerza la posibilidad de que las elecciones puedan realizarse en el 2023. El presidente, Nicolás Maduro, cómodo, fresco y relajado volvió a colocar en sus redes el video que circuló hace un par de semanas donde le pregunta al gobernador de Miranda, Héctor Rodríguez, cuando serán las elecciones y éste le responde “en el 2024 o antes”. Por otra parte, el primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, Diosdado Cabello, dejó entrever también que las elecciones presidenciales se podrían realizar incluso antes que las elecciones primarias de la oposición, lo cual pone en aprietos a una oposición desorientada y sin rumbo fijo. Como les mencioné en la entrega pasada no existe ningún impedimento legal para que las elecciones presidenciales puedan se realizar en el 2023, ya que ni nuestra Constitución ni la Ley Electoral prevén fecha cierta para la realización, aunque sí establecen la duración del periodo presidencial y la fecha para la toma de la posesión.

En orden alfabético, estos son los por ahora precandidatos presidenciales de la oposición: Andrés Velásquez, (La Causa R); Antonio Ecarri, (Lápiz); Bernabé Gutiérrez, (AD legitimo); Carlos Prósperi, (AD Paralelo); César Pérez Vivas, (Concentración Ciudadana); Delsa Solórzano, (EC); Eduardo Fernández, (UP); Gustavo Duque, (FV); Henrique Capriles, (PJ); Henry Falcón, (Futuro); Javier Bertucci, (Cambio); José Brito, (PV); Juan Guaidó, (VP Paralelo); Leocenis García, (Prociudadanos);Manuel Rosales, (UNT); María Corina Machado, (Vente); y Nicmer Evans, (MDI). Al menos la mitad, de acuerdo a los cálculos, no participará en las primarias organizadas por la Plataforma Unitaria.

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