Previous slide
Next slide
Previous slide
Next slide

Fratelli Tutti: Una nueva educación para una nueva humanidad. II Parte

Previous slide
Next slide
Previous slide
Next slide
Facebook
Twitter
WhatsApp
Pinterest
Pocket

Columna: Violencia, Cultura y Religión

(Por: Pbro. Luis Eduardo Martínez Bastardo)

Lmartinezbastardo@yahoo.com

La amistad social es una consecuencia de la vida política de la persona, no se trata de un tipo de amistad, se trata de una definición de las relaciones interpersonales e intrapersonales que desarrollamos en la sociedad. En palabras del Papa Francisco, la amistad social es “la apertura a todos”, “eliminar las actuales formas de ignorar a otros”, “reconocer que caminamos la misma carne humana”, no es una nueva amistad, es la descripción esencial de la amistad. Esta definición por lo tanto, forma parte de la dimensión política del ser humano, es una afirmación de la doctrina aristotélico-tomista del Hombre (el ser humano) como animal político, es decir, social, es decir que forma parte de la ciudad.

En la primera entrega de este análisis que ofreceremos de la Carta Encíclica Fratelli Tutti, del Papa Francisco, precisamos que el tema en el que Papa ha propuesto su reflexión de Pastor y de líder político es un tema opinable, la política es en sí misma opinable, sino no es política. A tenor de esto, dice Aristóteles: “la razón por la cual el hombre es un ser social (…) es que el hombre es el único animal que tiene palabra, (…) la palabra es para manifestar lo conveniente y lo perjudicial, así como lo justo y lo injusto”. La política es el arte de manifestar estas cosas que forman parte de la vida misma.

En la metodología que hemos asumido de analizar un capítulo semanal, hoy nos corresponde apenas el primero de los ocho capítulos que integran este documento pontificio. El capítulo se titula: Las sombras de un mundo cerrado. En este capítulo el Papa hace un diagnóstico de la situación del mundo, un diagnóstico existencial, no solo sociopolítico ni económico y aunque comienza señalando los sueños de la humanidad para construir un mundo más fraterno, también considera “las tendencias que desfavorecen a la fraternidad universal”. He considerado tres ejes que son propuestos por el Papa argentino, y permean el desarrollo y contenido del capítulo y probablemente de todo el documento.

“Tendencias desfavorables”

La razón de ser de la Encíclica es redescubrir la belleza y el valor de fraternidad, sin embargo, esto no se decreta, no se puede obligar a amar; ser hermano es ser conscientes que todos tenemos la misma condición y dignidad, pero la asunción del “Tú” no es un proceso que puede darse con facilidad aunque lo parezca. El Papa Bergoglio comienza este capítulo reconociendo una serie de situaciones que parecen un retroceso. Emplea varios modos de identificar este peligroso retroceso: “Resurgen nacionalismos cerrados, exasperados, resentidos y agresivos”; “diversas ideologías que crean nuevas formas de egoísmo y de pérdida del sentido social enmascaradas bajo una supuesta defensa de los intereses nacionales”, “el desinterés por el bien común”.

A lo largo de la historia, los nacionalismos han sido empleados por los que ejercen el poder como un modo de estimular la pertenencia a una nación, esta pertenencia excluyente y pragmática se convierte en un modo de control social que puede superar las verdaderas bases de la vida social y puede también manipular al ser humano. Ya hace algunos años el Papa había señalado que las ideologías no sirven, utilizan al Hombre. En este momento se levanta sobre el mundo un deseo de volver a estos esquemas ya caducos, vencidos y superados que le han causado tanto daño a la sociedad. Esta es una clara denuncia del Papa.

Durante los desmanes de estos “regímenes políticos populistas”, el Papa denuncia que “nacen nuevas pobrezas”, producto de frágil concepción de la política que sucumbe ante los poderes económicos como está ocurriendo en este nuevo orden mundial, la economía ha vulnerado toda decisión política. La “Colonización cultural” es otra de las denuncias hechas por el Papa jesuita, y lo hace reconociendo que se está imponiendo “un modelo cultural único”. La denuncia del modelo único resulta interesante pero lo deficiente en la denuncia es el nombre del modelo. En el fondo no solo estamos frente a un modelo. En este momento se polariza el mundo entre a la Izquierda Progresista y todo lo que ello implica, y el Capitalismo en todas sus manifestaciones. El panorama mundial se está deslizando entre estos dos modelos como sistemas económicos y políticos. A la denuncia del Papa habría que agregarle a cuál modelo único se refiere, cuál es el objeto de su denuncia.

“Visiones antropológicas reductivas”

En toda crisis social, subyace una crisis antropológica, es decir, una crisis que se desprende y tiene que ver con la persona humana. En efecto, las cosas y circunstancias solo son eso, nada posee vida propia sino es por el ser humano. Las consecuencias de los regímenes populistas no se pueden constatar solo en el manejo del erario público o en la administración de la riqueza de la nación, en la cual, reprueban el examen, éstas también se evidencian en “el debilitamiento de los valores espirituales y del sentido de responsabilidad. Todo eso contribuye a que se difunda una sensación general de frustración, de soledad y de desesperación”.

La manipulación de autoestima genera una sensación de creer que todo está perdido, que no hay salida posible a la crisis; hostiga la esperanza, frustra la ilusión y convierte los sueños en pesadillas.

“La persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios, queda privada de la libertad, mercantilizada, reducida a ser propiedad de otro, con la fuerza, el engaño o la constricción física o psicológica; es tratada como un medio y no como un fin”. En esto los venezolanos tenemos una larga y dolorosa experiencia.

En el mundo moderno, -o transmoderno, como me gusta llamarlo-, es notorio el utilitarismo de la persona, por eso al ser humano le cuesta encontrarle sentido a la vida; la desesperación se apodera de él, considera la vida como la náusea; “no se considera ya a las personas como un valor primario que hay que respetar y amparar, especialmente si son pobres o discapacitadas, si “todavía no son útiles” —como los no nacidos—, o si “ya no sirven” —como los ancianos, objeto de descarte no es sólo el alimento o los bienes superfluos, sino con frecuencia los mismos seres humanos”. El Papa presenta la necesidad de crear una nueva antropología y las características él mismo las delinea: “Cuando se respeta la dignidad del hombre, y sus derechos son reconocidos y tutelados, florece también la creatividad y el ingenio, y la personalidad humana puede desplegar sus múltiples iniciativas en favor del bien común”.

“Hemos perdido el sabor de la fraternidad”

Dijimos al principio que la pretensión era mostrar tres los ejes transversales que recogen el contenido de este primer capítulo. Este último eje hace referencia a dos situaciones extremas, periféricas, de la vida humana. Por una parte la migración y la nueva realidad que este fenómeno ha significado en el mundo y la otra, la nueva manera de relacionarnos después de la pandemia, las nuevas comunicaciones y concretamente esta ventana de la virtualidad que, como nos han dicho los expertos, llegó para quedarse.

Con relación a la migración, el Papa parece estar claro, reconoce que quienes se van de su país de origen:” “buscan oportunidades para ellos y para sus familias. Sueñan con un futuro mejor y desean crear las condiciones para que se haga realidad”, si hay una búsqueda de una nueva realidad más próspera y más vivible, entonces también hay un país que no proporciona esta realidad que es un Derecho Humano, el Papa asume implícitamente, -y ya lo ha hecho explícitamente-, que hay gobiernos que no están estableciendo políticas que favorecen a la familia y su desarrollo. Hay también una referencia en el documento Papal a lo que se conoce como el “sueño Americano”, el Pontífice lo denomina: “atracción por la cultura Occidental”. En muchos casos el desenlace de esta experiencia no es el esperado.

Al emigrar se pierde mucho más que una casa o algún negocio; cuando se ha tenido que dejar atrás a la familia, a los hijos o a los padres, se dejan también una vida cargada del dolor de la ruptura.

La xenofobia, el miedo, la explotación, hace que los inmigrantes sean considerados como gente de segunda, que no tengan acceso pleno a los diversos bienes y servicios; se les impide participar de la vida política de la sociedad donde se encuentran. Esta denuncia no es nueva. Con relación a Venezuela, han sido repetidas las veces en el que el Papa ha mencionado nuestra situación, el peor de todos los ejemplos de migración en la historia contemporánea.

La pandemia nos ha dejado, entre otras cosas, el aprender una nueva manera de comunicarnos.

Se trata de la virtualidad. Esta modalidad ha surgido y se ha fortalecido en el desarrollo de la relacionalidad. Incluso para quienes han estado trabajando en esta manera de comunicarse, la pandemia ha sido una sorpresa, ni siquiera ellos esperaban que la virtualidad se convertiría en una herramienta tan indispensable. No obstante a las bondades, el Papa advierte los peligros. “Los medios de comunicación digitales pueden exponer al riesgo de dependencia, de aislamiento y de progresiva pérdida de contacto con la realidad concreta, obstaculizando el desarrollo de relaciones interpersonales auténticas”. Una virtualidad carente del necesario contenido metafísico y antropológico, pone en riesgo a la persona humana y todo lo que ella es.

“La conexión digital no basta para tender puentes, no alcanza para unir a la humanidad”. No resulta clara esta postura del Papa. Aunque no éramos conscientes de muchas de las cosas que nos hacían interdependientes, no podemos negar que la virtualidad ha sido un bien que está proporcionando una solución a la necesidad de relacionarnos. Negarnos a eso, sería condenarnos a una incomunicación y aislamiento que anula. En este momento y debido a la necesidad de la tecnología, convendría más bien alzar la voz para que todos los seres humanos tengamos el necesario acceso al internet, a las tecnologías, incluso a los bienes más simples como la energía eléctrica. La misma acción evangelizadora de la Iglesia ha explorado innumerables beneficios gracias a la virtualidad.

Te puede interesar:

Facebook
Twitter
WhatsApp
LinkedIn
Pinterest
Previous slide
Next slide
Previous slide
Next slide

Economía

Política

WP Radio
WP Radio
OFFLINE LIVE
Scroll al inicio