Previous slide
Next slide
Previous slide
Next slide

Fratelli Tutti: Una nueva educación para una nueva humanidad. VII Parte

Previous slide
Next slide
Previous slide
Next slide
Facebook
Twitter
WhatsApp
Pinterest
Pocket

Columna:Violencia, Cultura y Religión

(Por: Pbro. Luis Eduardo Martínez Bastardo)

Lmartinezbastardo@yahoo.com
@luiseduardomb
@luemba22

Son tantas las cosas de las que carece este mundo, que la lista podría resultar desesperanzadora.
La fragmentación del concepto, la falta de referentes, la carencia de modelos serios y estables, el descarte de verdades fundamentales; “el individualismo indiferente que provoca atropello” y el relativismo que se esconde detrás de todo esto son parte de las aristas a la que perteneces este tiempo llamado: Transmodernidad. Afirma el Papa Francisco: “el relativismo no es la solución”. Cuando se carece de verdades fundamentales que responden y sustentas las categorías inmanentes, entonces se
subvalora y se relativiza la identidad del otro, dejamos de reconocernos.
En el camino que hemos trazado como análisis de la Carta Fratelli Tutti, del Papa Francisco en el que le ha expresado al mundo su manera de comprender la política al servicio de la humanidad, de la amistad social y del encuentro, esta semana nos acercamos al capítulo VII. El desarrollo de este capítulo atraviesa un tema susceptible en todos los contextos. El dialogo es siempre necesario pero vulnerable, sobretodo en el contexto social en el que nos desenvolvemos, ya que los valores líquidos y gaseosos están a la orden del día. El diálogo es un recurso que reclama permanentemente en la resolución de conflicto, pero corre el riesgo de pasar por el utilitarismo.
El título del capítulo VII es: Diálogo y amistad social. La primera categoría es necesaria para la segunda, de hecho, una amistad crece cuando el diálogo se convierte en el recurso permanente; cuando el diálogo es una conditio sine qua non. La nueva humanidad a la que apunta el Papa solo será posible con una nueva educación, por eso este es el prisma que hemos empleado para leer Fratelli Tutti, el
prima de la educación. La estructura del capítulo nos manifiesta otras dos ideas muy significativas. Es que el diálogo debe fundarse en un argumento, y si el argumento es materialista puede ser difícil de mantener, el diálogo debe fundamentarse en la verdad. Este es primer binomio que vamos a analizar. El segundo es una aproximación mucho más antropología y social de una expresión muy quería por el
Papa: Cultura del encuentro. Y por último describiremos los conceptos que el Papa argentino presenta sobre la persona humana, la razón de ser de toda actividad y reflexión: el (auto)reconocimiento.

Realismo dialogante
El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española ofrece al menos tres definiciones del diálogo, y dos acepciones: “Plática entre dos o más personas, que alternativamente manifiestan sus ideas o afectos. Obra literaria, en prosa o en verso, en que se finge una plática o controversia entre dos o más personajes. Discusión o trato en busca de avenencia”. Las tres definiciones son importantes, y cada una aporta a la solución y a la construcción social.
El Papa Bergoglio, tiene otras convicciones menos convencionales y más cercanas a la
necesidad social actual. Empleando la metodología de fonema; a través de palabras el Papa define el verbo dialogar: “Acercarse, expresarse, escucharse, mirarse, conocerse, tratar de comprenderse, buscar puntos de contacto, todo eso se resume en el verbo “dialogar”. Un elenco de verbos homónimos, que no expresan el llamado bilingüismo de Khun y que sí revelan una misma realidad: dialogar.
De la misma manera que el Papa Francisco aporta lo que sí es el diálogo, también expresa lo que no es: “Se suele confundir el diálogo con algo muy diferente: un febril intercambio de opiniones en las redes sociales, muchas veces orientado por información mediática no siempre confiable. Son sólo monólogos que proceden paralelos, quizás imponiéndose a la atención de los demás por sus tonos
altos o agresivos. Pero los monólogos no comprometen a nadie, hasta el punto de que sus contenidos frecuentemente son oportunistas y contradictorios”. “Descalificar rápidamente al adversario, aplicándole epítetos humillantes, en lugar de enfrentar un diálogo abierto y respetuoso, donde se busque alcanzar una síntesis superadora”.
Las condiciones del diálogo según el Papa Francisco son tres: la apertura para reconocer al otro como un interlocutor válido sin pragmatismo, el análisis de la realidad como un dato sensible que se funda en verdades que pueden no ser fácilmente reconocibles y la capacidad de escucha que me sirve para recoger, y hacer germinar.

Cultura del encuentro
Una educación dialógica no es solo aquella que se empapa del método filosófico socrático, con el cual el diálogo se convierte en la fuente para alcanzar el conocimiento o la verdad, la educación dialógica es la que hará que se formen los futuros héroes del mundo, los que romperán la “lógica enfermiza” de la descalificación. Una educación para el diálogo es una educación para propiciar el
encuentro. Esta ha sido una idea fundamental en el magisterio del Papa Francisco. Para propiciar la cultura del encuentro debe haber una disposición que “alimenta la capacidad de comprender el sentido de lo que el otro dice y hace, aunque uno no pueda asumirlo como una convicción propia”.
También en este contexto el Papa aporta una definición: “la cultura del encuentro (…) Es un estilo de vida tendiente a conformar ese poliedro que tiene muchas facetas, muchísimos lados, pero todos formando una unidad cargada de matices, ya que el todo es superior a la parte”. Pero continúa el Papa agregándole elementos a esta definición que resulta novedosa en este mundo cargado de individualismo: “cultura del encuentro” significa que como pueblo nos apasiona intentar encontrarnos, buscar puntos de contacto, tender puentes, proyectar algo que incluya a todos. Esto se ha convertido en deseo y en estilo de vida. El sujeto de esta cultura es el pueblo”.
La Cultura del Encuentro de la que Papa insiste con esta palabra: poliédrica, tiene una consecuencia: la paz social. La cual demanda, es trabajosa; la llama el Papa de un modo poético y bonito: artesanal, es decir, que exige un empeño dedicado. Esta paz “no es «un consenso de escritorio o una efímera paz para una minoría feliz»”, la paz social debe respetar y asumir las diversidades presentes en la sociedad; debe convertirse en un pacto cultural, estable, permanente, incluyente, de manera especial incluir a los pobres, “ya que Ignorar la existencia y los derechos de los otros, tarde o
temprano provoca alguna forma de violencia, muchas veces inesperada”.

El (auto)reconocimiento
Detrás de este planteamiento de la amistad social subyace una importante antropología. Es decir, el hombre (la persona humana) es concebido al centro de todo acto social y es reconocida en su esencia y en sus diferencias. “El auténtico diálogo social supone la capacidad de respetar el punto de vista del otro aceptando la posibilidad de que encierre algunas convicciones o intereses legítimos”. El otro es una condición externa de mí que habla de mí; me recuerda los derechos que tengo ante los demás y los derechos del alter ante mí. Para que haya un verdadero diálogo yo debo aceptar la presencia de alguien distinto que tiene sus propios interesas.
«En un verdadero espíritu de diálogo se alimenta la capacidad de comprender el sentido de lo que el otro dice y hace, aunque uno no pueda asumirlo como una convicción propia. Así se vuelve posible ser sinceros, no disimular lo que creemos, sin dejar de conversar, de buscar puntos de contacto, y sobre todo de trabajar y luchar juntos». Decíamos al principio de éstas líneas lo difícil que resulta hablar de diálogo en una sociedad golpead, engañada y en la cual se ha aniquilado al otro porque piensa de otra manera, el empeño del Papa es permanente, el diálogo siempre será el camino eficaz porque es en el que otro emerge como lo que es y con todo lo que tiene.

Sin amabilidad y sin respeto por el otro, el diálogo pierde sentido. Nuestra sociedad necesita contemplar este trípode. “Un país crece cuando sus diversas riquezas culturales dialogan de manera constructiva”.

Te puede interesar:

Facebook
Twitter
WhatsApp
LinkedIn
Pinterest
Previous slide
Next slide
Previous slide
Next slide

Economía

Política

WP Radio
WP Radio
OFFLINE LIVE
Scroll al inicio