En Venezuela, el 2021 arrancó con más de 50% de deserción escolar producto del éxodo de docentes, el empeoramiento de los servicios en el país, como la luz e Internet y la falta de recursos económicos indispensables para aquellas familias que debido a la cuarentena deben cubrir la escolaridad de sus hijos desde el hogar.
Los educadores en el país consideraron la gestión educativa de 2020 como un fracaso, esto debido a la implementación del programa Cada Familia Una Escuela, plan que imparte la educación a distancia, improvisado por el régimen de Nicolás Maduro durante la cuarentena del coronavirus, justamente en una nación donde ocurren bajones de luz y fallas de conectividad a diario.
“Estamos ante un patrono que profundiza la violación de los derechos reivindicativo de los trabajadores de la educación, además, tiene una visión política netamente de la destrucción de la educación y por ende de la destrucción del gremio y su visión”, aseveró Raquel Figueroa, secretaria de Organización de la Federación Nacional de Profesionales de la Docencia.
Control social en Venezuela
Asimismo, el profesor Franklin Piccone, consideró también que la gestión de 2020 en el sector educativo estuvo caracterizada por la coacción y control social de todo el gremio.
“Un plan bien orquestado desde las zonas educativas de todo el país que consistía en convertir a la escuela en el centro de las políticas de gobierno, y desde allí incidir sobre las comunidades”, dijo Piccone.
Y agregó: “Para el régimen era necesario contar con el personal docente que desarrollara estas políticas bajo el manto de una educación humanista, cuando realmente son políticas de control social para la perpetuidad del poder en manos de una cúpula corrupta”.
El covid-19 llegó en medio del colapso educativo que ya existía en Venezuela, y los hechos demuestran que el régimen de Maduro no acató el llamado de la Unesco a mantener la educación en pandemia como derecho humano.
Con datos de El Nacional