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¿Está servida la mesa electoral?

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(Por: Nelson Acosta Espinoza)

A propósito de las próximas elecciones me voy a permitir elevar algunas interrogantes en el plano teórico. Dudas que, a mi juicio, deberían ser dilucidadas para implementar una estrategia electoral exitosa.
 
Una primera observación apunta a señalar  que las personas no votan por quienes son, sino por sus “intereses, anhelos, miedos, filias, fobias y sueños”. De hecho se trata de personas que se desenvuelven en un contexto concreto: temporal,
emocional, económico y político.
 
En otro plano es necesario tener en cuenta que los electores no se encuentran cautivos. Sus lealtades no son rígidas e inalterables. De hecho la lucha política en su vertiente electoral tiene como objetivo construir o modificar estas lealtades y ponerlas al servicio de un proyecto político determinado.
 
De estas observaciones es posible extraer algunas conclusiones de orden práctico y con implicaciones en la conducta de los actores políticos que participarán en la próxima contienda electoral.
 
La primera observación es desprenderse de la idea según la cual la “mesa electoral ya está servida” y la oposición ocupa el lugar privilegiado entre los distintos comensales que disfrutarán de este “condumio”. Permanecer aferrado a esta idea puede traer
como consecuencia una práctica política electoral alejada de la ciudadanía y sus problemas. Concentrada en dilucidar las diferencias existentes entre las distintas fracciones opositoras.
 

En el momento actual es básico tener presente temas atractivos que pudieran servir como una suerte de cemento para cautivar y organizar la ciudadanía. Pudieran ejercer este rol temas como la  exigencia de la vacunación masiva contra el
COVID-19, enfrentar el intento del régimen de imponer el Estado comunal, costo de la vida, inflación y participar en las elecciones regionales pautadas para el mes de noviembre.
 
Estos temas de naturaleza táctica hay que insertarlos en un horizonte estratégico. Se debe construir un relato alternativo al chavista y así proporcionar direccionalidad a las luchas ciudadanas presentes y por venir.
 
Me voy a detener brevemente en este punto. Uno de los logros del actual régimen ha sido la construcción de un relato que parte de Guaicaipuro y alcanza la gestión “heroica” del chavismo. Es justo reconocer que en su inicio esta narración fue
relativamente exitosa.
 
Como contraparte, la oposición democrática no ha dotado su práctica política de una narración que exalte los valores y héroes cívicos de nuestra historia. Que proporcione fuerza simbólica y sentido de futuro hacia su eventual participación electoral.
 
Hay que abandonar la política de “gabinete” e ir al encuentro de las necesidades y carencias de la comunidad. Esta tarea es de primordial importancia si se decide acudir a las próximas elecciones regionales.

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