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En el juego de la política por Carlos Hernández Páez

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Nosotros, los venezolanos y sobre todo, los opositores hemos convertido nuestra forma de «hacer crítica política» en una trituradora de imagen. Si bien es cierto que los políticos en general han actuado erróneamente, también es cierto que muchas veces lo han hecho obligados. Virtualmente empujados por una opinión pública irracional.

Lo hemos asomado varias veces tratando de que los involucrados no caigan en el mismo error, aunque conociendo nuestro criterio para evaluar la acción política, me atrevo a vaticinar que en unos meses denostarán y vituperarán a María Corina Machado, en caso de que no se logre inscribir. «Por traición y  por mentira», pasando luego al eterno ciclo, tipo condena de Sísifo, de duelo, depresión, impotencia y lo que es peor aún, resultará grave para las aspiraciones de cambio, el atavismo de la desmovilización.

Habría que preguntarse si eventualmente, la acusarían de que se vendió o de que traicionó la esperanza. Y nos tocará en un abrir y cerrar de ojos, pasar a un nuevo  caso Rosales,  Capriles, Leopoldo, Guaidó. Cuando en realidad todos perdieron la elección a la que acudieron o hicieron movimientos quiméricos fuera de toda realidad, empujados por una opinión pública opositora mayoritaria y voraz en sus juicios.

La sensatez de Capriles

Por cierto, nos parece un movimiento sensato de Henrique Capriles, su retiro de la elección primaria pautada para este 22 de octubre, que a nuestro parecer, carece ya de un sentido en la búsqueda del objetivo que parecía perdido antes de que lo iniciara. Renunció por ¿Recomendación? ¿Conciencia ciudadana?

Ahora, la solución más factible pasa por escoger de entre las diferentes ofertas que inexorablemente se presentarán en el 2.024, una viable. Está viabilidad vendría definida por ciertas características tales como: Poder materializar su inscripción, ser factor de unidad nacional y de cara a la opinión pública independiente, que es la mayoritaria, gozar de simpatía con un mínimo de rechazo, incluso dentro del oficialismo descontento. 

Ninguno sirve

Para la opinión pública de oposición radical, cuando nos referimos a los actores tradicionales opositores, ninguno sirve. Únicamente quien esté en boga, el cuál sería próximamente la víctima de la «inefable opinión pública opositora», de la trituradora de imagen. Este ciclo cruel e interminable que lleva ya 24 años.

Creemos que ahora mismo quien está haciendo la jugada política más interesante es Rosales, desentendiéndose de la oposición radical, (que al fin y al cabo igual le va a acusar de los más despreciables desmanes no importa lo que haga) y buscando un acercamiento con los independientes y por qué no? Con el oficialismo descontento, aunque esto signifique alejarse del G4 con sus declaraciones que son una crítica a los errores que ha cometido ese grupo, incluyéndose en la responsabilidad.

Toda la escena está puesta y la mesa está servida para la aparición o en el caso de Benjamín Rausseo la vuelta a escena del Outsider, quien sería el más llamado a encarnar todas las características anteriormente descritas.

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