Columna: Mejor Vivir
(Por: Arnaldo Rojas)
.-*Nuestro cuerpo es el medio por el cual habitamos el mundo, es decir, el cuerpo es nuestro punto de contacto con la realidad, a través del cual la percibimos y la experimentamos, de allí su importancia. Nuestro cuerpo es un templo sagrado, por tanto, deberíamos tratarlo con especial devoción.
Sin embargo, por razones de orden cultural y también evolutivas, los seres humanos tendemos a presentar una falta de conexión con nuestro cuerpo, y hasta lo podemos subestimar, lo cual se manifiesta en todo tipo de problemas de salud. Mantenemos una relación contradictoria con el cuerpo: por una parte hay una exaltación de lo físico, (certámenes de belleza, modas, etc.) pero, por la otra, hacemos una y mil cosas que van en su detrimento.
Sanar esta relación requiere sobre todo un gran trabajo para desaprender algunos hábitos adquiridos. Además de tiempo y paciencia, en algunos casos, se trata de un proceso que toca ámbitos usualmente asociados con la salud física: la alimentación, el ejercicio, etc. Pero también es cierto que en buena medida este es un recorrido personal que, por momentos, puede llevarnos a cuestionar ideas y prejuicios sobre la vida enraizados en lo más profundo de nuestra mente, algunos de los cuales, por antiguos, quizá al principio será difícil mirar y más aún mover para reemplazarlos con nuevos aprendizajes. Sea como fuere, la recompensa vale el esfuerzo.
A continuación compartimos algunas reflexiones que pueden ayudar a entender mejor, o de otra manera, esa relación subjetiva con el cuerpo. Más que consejos o recomendaciones, son comentarios que tienen el propósito de propiciar una reflexión que provoque el cambio desde la conciencia y la voluntad, lo cual nos parece que es la mejor forma de prepararnos para una mejor relación con el templo que habitamos..
1. Ama tu cuerpo y honra su perfección.- Todo empieza, por supuesto, con el amor. Esto es de alguna manera obvio, pero sabemos también que no es sencillo. Medios y redes sociales promueven estereotipos de “belleza” para estimular el consumismo de ciertos productos y conducen al narcisismo o a complejos de inferioridad, son excluyentes, de manera que no pueden ser tomados como referencia, porque no hay modelos absolutos. El cuerpo humano es en sí mismo una obra admirable de la vida y de la evolución. Una síntesis preciosa e improbable de miles y miles de años de una historia que comenzó en la formación de los planetas y las estrellas y culminó, hasta ahora, en este instante del tiempo. ¿No es más bien, todo eso, motivo de orgullo y de amor? ¿No deberíamos sentirnos afortunados de contar con este cuerpo que nos permite estar en este mundo?
2. Conecta mente y cuerpo.- En las culturas occidentales, durante mucho tiempo se fomentó la separación entre la mente y el cuerpo. La influencia de las culturas orientales (china, persa, hindú, entre otras) ha contribuido a modificar esa tendencia que es negativa en materia de bienestar. Por más que puedan parecer entidades separadas, mente y cuerpo son parte de uno y lo mismo. Todo lo que percibimos como mental se origina en algún punto de nuestro cuerpo, y no nos referimos únicamente al cerebro. Las cosas que pasan por nuestros ojos, las sensaciones que nos llegan por nuestra piel, los dolores, las emociones que agitan nuestro corazón, la fatiga, la felicidad, el entusiasmo: todo ello tiene su correspondencia corporal que en nuestro caso codificamos bajo un lenguaje y unos conceptos, pero uno y otro se necesitan entre sí para existir. Al tomar conciencia de esta relación, nuestro cuerpo se revelará como un terreno vasto de significantes por descubrir.
3. Advierte las necesidades (reales) de tu cuerpo.- En el caso de nuestra especie, a diferencia de otros animales, la naturaleza convive con los comportamientos adquiridos de la cultura y la civilización, los cuales no siempre se compaginan con aquélla. El ser humano es quizá el único capaz de aplazar sus necesidades y sus impulsos a fin de lograr otro tipo de propósitos. Si bien esta cualidad es clave en el desarrollo personal y colectivo, también es cierto que es importante ponerla en perspectiva para no descuidar la salud del cuerpo. En este sentido, debemos aprender a reconocer las necesidades reales de nuestro cuerpo y también aprender a satisfacerlas. Recalcamos la noción de “real” porque, en el caso del ser humano y la formación de la subjetividad, es común que el cuerpo se convierta en depositario de procesos en los que no siempre es fácil distinguir entre lo psicológico y lo fisiológico. Así, por ejemplo, hay quienes inconscientemente sienten el impulso por comer o beber cuando se sienten angustiados, o quienes de pronto se sienten cansados ante una situación especialmente adversa. El hambre, la sed o el descanso son, en efecto, necesidades elementales, pero también ocurre que aquello con que de ordinario las satisfacemos se convierte, sin darnos cuenta, en sustituto de aquello que realmente deseamos. Obsérvate sin juzgarte ni reprocharte nada. Simplemente toma conciencia de tu comportamiento.
4. Que tu bienestar y tu salud sean tu prioridad.- El cuerpo que tenemos es único, irremplazable y con tiempo de vencimiento. Todo lo que hacemos o dejamos de hacer a lo largo de la vida repercute en él, tiene un efecto, algunas veces para bien y otras en perjuicio de su estado. Tomar conciencia del cuerpo significa también comenzar a poner en primer lugar la salud y el bienestar, tanto en lo inmediato como a largo plazo. Después de todo, la vida es una carrera de fondo en la que se llega más lejos cuanto mejor preparados estemos. ¿Qué necesita el cuerpo? De cierta forma, podríamos decir que sus necesidades son muy elementales: comer, beber, moverse y satisfacer la sexualidad. La singularidad humana, es cierto, complica un poco las cosas, pero si comenzamos a pensar desde la perspectiva de una vida sencilla y simple, el panorama también se aclara. Busca información sobre una dieta equilibrada y saludable, evita el consumo de tabaco y el exceso de bebidas alcohólicas, dale a tu cuerpo más tiempo de movimiento, con algún tipo de ejercicio físico, y, con todo esto, date cuenta de los cambios que experimentas. Empezarás a dormir mejor, a sentir mayor vigor, te enfermarás menos y con mejor estado de ánimo.