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El talento de Gillian

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(Por: Lionel Álvarez Ibarra)

.-Había amanecido nevando en el pequeño condado de Bromley, al sureste de Londres. Era como para quedarse en casa; sin embargo, la actividad del pueblo no se detuvo. Filas de niños bien abrigados iban llegando a la vieja escuela de la localidad. La niña Gillian Lynne, como de costumbre, llegó tarde. Se detuvo al pasar frente a una de las ventanas del salón, y se quedó distraída observando los copos de nieve caer en el patio de la escuela. Se espabiló cuando la maestra le llamó la atención y le pidió que ocupara su puesto en clase.

A la pequeña no le iba bien en los estudios. Su comportamiento siempre distraído, su falta de concentración y su inquietud en el aula, hacían pensar a su maestra de un posible trastorno de aprendizaje, y le recomendó a su madre que la llevara donde un especialista.

El psicólogo escuchó muy atentamente toda la explicación que le dio la madre de GIllian sobre el desempeño de su hija en la escuela. Luego se acercó hasta donde estaba GIllian y le dijo que se iba a ausentar para hablar unos minutos en privado con la Sra. Lynne, y que mientras tanto, ella podía esperar allí. Antes de salir, disimuladamente sintonizó una estación de música en el pequeño radio del consultorio. Minutos después, desde la habitación contigua, a través de la rendija de la semicerrada puerta, observaron cómo Gillian prestaba atención a la música, y comenzaba a bailar, siguiendo el ritmo de la melodía. El especialista le dijo a la madre: «Sra. Lynne, su hija no está enferma ¡es una bailarina! le recomiendo que la inscriba en una escuela de danza». Su madre, siguiendo la recomendación, la llevó a una academia, y cuenta Gillian, ya adulta, que fue maravilloso encontrarse con tanta gente como ella, «que no podían estarse quietas y necesitaban ¡moverse para pensar!»

GIllian Lynne, posteriormente, audicionó para el Royal Ballet School, y con tan sólo 17 años, se convirtió en la bailarina principal, dando inicio a su larga y exitosa carrera que la llevó a triunfar en los más afamados teatros de Londres y Nueva York. Llegó a ser la bailarina y coreógrafa británica más importante del siglo XX, con producciones tan exitosas como «Cats» y «El fantasma de la ópera».

La anécdota de la forma en que se descubrió el talento de Gillian Lynne para la danza, es muy utilizada por orientadores y psicólogos, para ilustrar cómo un talento puede estar escondido y necesita ser descubierto. Al primero que se la escuché fue a Ken Robinson. Este educador y escritor británico, experto reconocido mundialmente en asuntos relacionados con la creatividad y la calidad de la enseñanza, narra la historia en una de sus conferencias TED. Allí dice que de haber ocurrido en la actualidad, probablemente le hubiesen diagnosticado «Trastorno por déficit de atención e Hiperactividad», pero como sucedió en los años 30, y no se había inventado ese trastorno, entonces ¡no era una enfermedad disponible!

La escuela debería ser el entorno donde se creen las circunstancias adecuadas para que esos talentos emerjan, pero no es así, y nada ha cambiado hasta la fecha. En opinión de Robinson, el sistema educativo tradicional aleja a los estudiantes de sus habilidades naturales. «Nos hemos acostumbrado a creer que un niño al que no le va bien en el colegio no es inteligente, cuando en realidad puede tener mucho talento y ser brillante y creativo».Considera Robinson, que la creatividad debe ser tan importante en educación como la alfabetización, pero las escuelas subestiman la creatividad y sólo se premia la habilidad en matemáticas, lengua o historia, y deja las artes en el nivel más bajo. Es una educación más centrada en el hemisferio izquierdo del cerebro. Un sistema educativo que se diseñó con la revolución industrial, para enseñar a trabajar, y por ello, da más importancia a los temas o aspectos útiles para el trabajo, y la danza pareciera no serlo.

Lo más preocupante, es que Robinson, en su informe, cuestiona los sistemas educativos británicos, estadounidenses y de otros países desarrollados ¿Qué podemos esperar entonces de los países en vías de desarrollo? ¿Qué podemos esperar de Venezuela, que la montaron en «la guagua que va en reverso? ¿Qué podría haber dicho el educador británico acerca de nuestro sistema educativo?

Si algo tenemos y pudiéramos aplicar de acuerdo a las estrategias de Robinson, sería la danza, porque realmente, en materia de educación, estamos… “¡bailando en un tusero!”, y… ¡con alpargatas rotas!

Lionel Álvarez Ibarra Marzo 2024

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