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El peligro del Estado Comunal

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(Por: Nelson Acosta Espinoza)

.-Venezuela alcanzó la etapa más alta del desarrollo humano. No se sorprenda amigo lector. No es una ironía. De acuerdo al materialismo histórico (manual de obligada consulta para marxistas) la humanidad avanza a través de distintas formaciones socio económicas: régimen de comunismo primitivo, el régimen esclavista, el feudal, el burgués y el socialista. Y de acuerdo a nuestros gobernantes vivimos dentro de una sociedad socialista de corte bolivariano.

No es absurdo concluir entonces que, en el marco de esta concepción, estamos en la cúspide del desarrollo humano.

Esta idea es una de las municiones del arsenal teórico práctico de este gobierno y responsable de la dramática situación que soporta la población del país. Desde hace más de dos décadas se ha intentado torcerle el brazo a la construcción histórica de la sociedad venezolana. Este despliegue de fuerza no ha sido invertido para corregir errores sino por el contrario para el desarrollado de nuevas e inéditas deformaciones.

Una de ellas es el llamado Estado Comunal. Se pretende que esta nueva forma jurídica desplace al estado democrático y abra la puertas definitivamente a la instauración del poder popular y el socialismo del siglo XXI.

No es la intención de este breve escrito adentrarnos en profundidad en los argumentos de naturaleza jurídica que pueden elevarse para argumentar la ausencia de juridicidad de esta nueva forma de despotismo  expresadas en las leyes del poder popular. Basta con señalar que el Estado comunal no es un estado democrático; ni constituye un Estado social de derecho y no será ejercido directamente por el pueblo.

El sentido estratégico de esta modalidad de dominación es la construcción de un “poder popular capaz de desarticular las tramas de opresión, explotación y dominación que subsisten en la sociedad venezolana”. En pocas palabras, lo que se pretende es dotar de piso jurídico al estado despótico que se deriva del Socialismo del Siglo XXI.

Afortunadamente en los últimos dos años esta idea ha perdido vigor. Subsiste en el discurso del Presidente Maduro. Sin embargo su concreción ha sido escasa; la crisis que atraviesa el país hace dificultoso llevar a la práctica esta idea del Estado comunal. Ha sido útil como instrumento de apoyo al poder concentrado en un liderazgo personal y autoritario. En palabras de Margarita Lopez Maya “impone a toda la sociedad un proyecto sin consulta y a contracorriente de la tradición de democrática que, como fruto de una larga lucha, se había enraizado en el país.”

El peligro no ha cesado. El aislamiento en que se encuentra el oficialismo y cierta desarticulación de los sectores democráticos podría estimular el intento de llevar a la práctica esta idea del Estado comunal. De hecho se han producido modificaciones y alteraciones de naturaleza jurídica con este propósito.

Este tema podría servir como “cemento” que unifique las voluntades opositoras en el objetivo de defender la democracia y cerrar el paso al Estado comunal.

No desperdiciemos esta oportunidad ni la envilecemos en términos electoralistas.

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