Columna: Violencia, Cultura y Religión
(Por: Pbro. Luis Eduardo Martínez Bastardo)
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@luemba22
.-Este año 2021 está signado por cosas complejas y difíciles de sobrellevar, eso ya nos lo han dicho hasta el cansancio. Sin embargo, hay un acontecimiento que se presenta ante nuestra desesperanza como una luz en el camino, como una verdadera invitación a contemplar el futuro con esperanza y compromiso, se trata de la beatificación del Dr. José Gregorio Hernández Cisneros, la cual se proyecta para el mes de abril.
No quiero que nos distraigamos en los detalles que sobreabundantemente conocemos del Dr. Hernández, su dimensión religiosa y espiritual que ya es un verdadero ejemplo y testimonio de fe, quiero proponerles que pongamos la mirada en una dimensión profunda de su vida, pero a la vez altamente desconocida: su vida de escritor, y concretamente su vida de filósofo, entendida la filosofía en el más genuino sentido platónico: Aprender a vivir.
En el año 2014, la profesora Giacopini escribe un artículo en el que sostiene una afirmación muy feliz y significativa: “La cualidad más sobresaliente del Dr. Hernández como docente y médico, fue que transmitió sin reserva alguna, todo el acervo de sus conocimientos, ya que él consideraba que su labor era formar hombres que dejaran muy en alto el nombre de Venezuela y fueran útiles a ésta y a sus semejantes, particularmente a los más necesitados”. Lo que hace noble al Dr. Hernández es que logró vivir su vida a la luz de su propia fe, ésta no fue para él un añadido, fue una norma de vida, incluso en su dimensión académica y docente, científico e investigador.
El 1912 fue para nuestra Patria, un año cargado de eventos que marcaron nuestra sociedad. Un país todavía sumido en el analfabetismo; sin embargo, dándose pasos para la industrialización; la sociedad conservadora, afrancesada, española, bajo una dictadura fruto de la Revolución Azul, gobernado por el Benemérito que intentaba hacer crecer socialmente al país. La vida académica giraba en torno a la Universidad Central de Venezuela, en la que enseñaban a celebridades que se preocupaban no solo por la pedagogía sino también porque quienes iban a ser los profesionales debían vivir íntegramente. En este año el Dr. Hernández escribe en una carta a su amigo Dominici, por su convicción de que sus estudiantes estaban “muy deficientes en esa materia, que como sabes, se relaciona mucho con la fisiología que yo tengo que enseñar cada dos años”.
Esta carta dirigida a su amigo, es para comunicarle que había escrito un libro que se convertiría en un bestseller ya que debió editarlo ese mismo año dos veces. El libro lleva por nombre: Elementos de Filosofía. De hecho la segunda edición fue publicada corregida y aumentada. Este será el tema que nos va a ocupar en las próximas entregas. Vamos a dedicarnos a descubrir esta dimensión del Dr. Hernández, no quedándonos solo con lo que otros hayan dicho, sino con lo que él ha dicho de sí mismo a partir de la Filosofía. Para José Gregorio Hernández no hay formación científica posible si no va acompañada de la reflexión filosófica.
Los ejemplares fueron impresos en la imprenta de El Cojo, que se encontraba en la ciudad de Caracas. El tamaño es aproximadamente de media hoja de carta y el total de páginas es de 247, según lo podemos constatar en el índice del libro. La estructura evidencia una marcada influencia por la filosofía aristotélico-tomista, conocida como Escolástica. Está planteado al mejor estilo de la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, de quien bebe abundantemente en sus propuestas, o de una obra
clásica porque en efecto lo es.
Son tres grandes libros que se dividen en tratados y capítulos que se entraman y relacionan para revelar la relación entre vida y filosofía. Como toda obra comienza con el prólogo, el cual no es más que la razón de ser de su vida en cuanto a la estrecha relación que ha tenido para el nuevo beato, la religión aprendida desde el seno materno, y la filosofía, como herramienta para pensar y actuar en consecuencia.
El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, sugiere cuatro acepciones de la palabra “método”. Vamos a quedarnos con dos de ellas:
“Obra que enseña los elementos de una ciencia o arte y procedimiento que sigue las ciencias para hallar la verdad y enseñarla”. Ambos casos aplica para sostener y dar sentido al título de esta serie de este camino que vamos a emprender. El Dr. Hernández sostiene en el prólogo del libro: “ningún hombre puede vivir sin tener una filosofía. La filosofía es indispensable para el hombre, bien se trate de una vida sensitiva, de la vida moral, y en particular de la vida intelectual”. El modo cómo
vivimos es una filosofía implícita, expresa nuestras más altas convicciones, nuestros intereses, la jerarquía de los valores, todo esto significa y contiene asumir un Método Filosófico.
Pero además de asumir la filosofía como una norma de vida, el libro del Dr. José Gregorio nos muestra la belleza de la ciencia, sin la filosofía no se puede acceder a la ciencia, afirma el nuevo beato: “el hombre de espíritu cultivado, en el principio de sus estudios clásicos, aprende la filosofía que podemos llamar obligatoria”. Es decir, la filosofía se convierte en las bases fundamentales para desarrollar el pensamiento y la ciencia de cada persona humana.
Definitivamente este es el momento para que las Universidades venezolanas puedan proponer la Cátedra Libre: José Gregorio Hernández; que su pensamiento pueda ser conocido y reconocido entre los venezolanos y entre loa académicos actuales. Ojalá que este mensaje pueda resonar, y en este momento en el que se presenta la virtualidad como un medio eficaz, mucho mejor.
Que la luz del Dr. Hernández nos ilumine y que podamos aprovechar este camino para descubrir en él eso que tanta falta le hace a nuestra Patria.
