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El liderazgo de la mujer venezolana

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(Por: César Guillén Citterio)

Cada vez que más se agrava la crisis del país, se demuestra el liderazgo de la mujer venezolana en todos sus ámbitos. El coraje y su tenaz resistencia se hace cada vez mayor a medida que la crisis terminal del país llega a una etapa insostenible por parte de la mayoría de la población. Agotada y agobiada por encontrar una vía concreta y asqueada de los aprovechadores de ambos bandos, el compromiso de nuestras venezolanas se abre camino firmemente para desplazar la cantidad de hombres irresolutos, colaboracionistas y cobardes de estos últimos tiempos.

Las mujeres venezolanas siguen resistiendo firmemente todo tipo de abusos, agresiones y amenazas. A pesar de ello no se ha doblegado, todo lo contrario como es característica de la especie femenina, su natural fortaleza emocional le permite encontrar fuerzas que evitan que se les doblegue.  Desde cualquier espacio donde se les ubique o encuentren siguen luchando por los alimentos, por la salud, por la libertad de sus seres queridos, por la enfermedad de sus hijos y por la dignidad de su trabajo.

Desde el hogar, de las que se fueron al exterior en las condiciones extremas a la que son sometidas, para seguir procreando dignamente a su familia, de las valientes y aguerridas comunicadoras sociales, muy diferentes al atajo de ambiguos y cobardes periodistas masculinos de las televisoras nacionales. De aquellas que han sufrido la cárcel y las amenazas, pero sobre todo, de aquellas mujeres jóvenes que regaron con su dulce sangre el suelo de la patria, en la lucha por la libertad.

A todas se les encuentra dispuestas a abordar y seguir luchando en todos aquellos espacios que se abren en pos de una Venezuela digna, libre y democrática, con su arrojo y empeño, con su constancia, no conocen la derrota ni el hastío, siempre llenas de esperanzas, con la motivación y la lucha hasta el sacrificio, que solo el amor de una madre por el futuro de sus hijos puede lograr.

Desde los conventos, en los centros de salud enfrentando a la pandemia, la que todos los días sale a buscar el sustento de sus hijos en un gobierno irresponsable que le quitó el derecho a la alimentación y la salud a los niños. En los foros, luchando por la liberación de los presos, en el exterior denunciando ante los organismos de los DD.HH, donde han alcanzado logros concretos, mientras otros miserables usufructúan el dinero de las donaciones para recuperar la democracia.

Sin importar su color político, su nivel de instrucción, su religión, todas han y siguen enfrentando como nadie más, la conducta de estos fracasados que olvidan que vienen de un vientre femenino. Especial mención debo hacer de aquellas que continúan soportando toda clase de humillaciones y vejaciones por sus hijos, esposos, y hermanos encarcelados por reclamar la libertad.

Es por eso que nuestras mujeres  merecen ocupar en la transición los mejores y más altos espacios que la república recuperada requerirá para la reconstrucción del país. Ese debe ser un compromiso obligatorio de las fuerzas democráticas que actualmente luchan por ese objetivo.

Todas ellas sin excepción, son lo mejor de nuestro país, no me cabe la menor duda de la protección que la santa virgen y el dios bendito les prodiga todos los días cuando emprenden la dura faena de mantener con vida y esperanza a sus respectivas familias, ejemplo solo comparable con nuestras heroínas de la independencia. Esa inspiración y esa reciedumbre propia de la moral y dignidad de nuestras mujeres, es la que nos mantiene en pie de lucha. ¡Cuenten con los trabajadores petroleros hasta el final!

“Una mujer resuelta, es más poderosa que un barco con más de 100 cañones por banda”

CESAR GUILLEN / FEDEPETROL-CARABOBO

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