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EL ESPÍRITU JOVEN

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Marlene Piña

Por: Lionel Álvarez Ibarra

El aeropuerto de Atlanta se encontraba bastante congestionado. En el viaje de negocios, me acompañaba Maríauxi, colega del departamento comercial de la compañía. El mal tiempo de aquel momento, en el norte del país, originó retardos en los vuelos, incluyendo el nuestro con destino a Ohio. No son muy agradables estas esperas en los aeropuertos, pero Mariauxi no mostraba señales de estar molesta, todo lo contrario, lucía muy alegre, parecía que lo disfrutaba. Ella es lo que llaman una “shopping lover” y venía dispuesta a consumir todo su “cupo de dólares de cadivi” en los “malls” estadounidenses.  Por mi parte compré una revista de deportes, y me senté a leerla mientras ella salía a su “tour” por las tiendas “duty free” del terminal. Par de horas después regresó repleta de bolsas, y parecía venir bien informada de que la espera continuaría, porque trajo consigo un montón de revistas. Como ya me había leído la mía más de tres veces, le dije que me prestara una de las suyas.

Me pasó una “Cosmopolitan”, que resaltaba en la portada, en letras grandes: “¡para  mujeres atrevidas!” Me aseguré de doblar bien la carátula, para que no se viese lo que estaba leyendo. Sentía que me estaba adentrando en todo un mundo de secretos femeninos. Comencé a hojearla y me detuve en un artículo que decía que el cuello de la mujer es una de las zonas que más delata su edad, y aconsejaba llevar bufandas y pañuelos para cubrirlo. Me puse entonces a observar a la gente ir y venir en la sala de espera, y cada vez que veía a una mujer con su pañuelo enrollado en el pescuezo, hacia ejercicios de estimaciones de edad. Fue todo un ejercicio de catarsis que me hizo perder la noción del tiempo, las horas pasaron volando y sólo reaccioné cuando escuché los llamados para abordar. 

Ya cómodamente instalado en el avión, continué reflexionando sobre las bufandas de Cosmopolitan. Pensé que ocultar los signos del envejecimiento que pudiera mostrar el cuello, era engañarse. Algo mejor sería descubrir y mostrar el espíritu joven que albergamos, porque una cosa es el cuerpo y otra el espíritu. El cuerpo es materia y su envejecimiento no lo podemos evitar de un todo. El cuerpo joven va perdiendo fortalezas, el espíritu joven se alimenta de fortalezas. ¿Cuáles son esas fortalezas? Pueden ser la amabilidad, el sentido de humor, la  inteligencia emocional… por sólo mencionar algunas. Todas contribuyen a alimentar ese espíritu joven, a pesar  de que el cuerpo físico vaya mermando sus fuerzas.

Los jóvenes, por lo general, son espontáneos, alegres, imaginativos, ocurrentes y otras tantas características que podemos identificar cuando compartimos con ellos. Que un muchacho o muchacha muestre un espíritu joven no llama tanto la atención, total, es lo que se espera a esas edades. Cuando se manifiesta a edades más avanzadas ¡eso sí es de admirar!

¿Qué puede ayudarnos a conservar un espíritu joven? Son muy variados los factores que contribuyen a lograrlo. Tener una actitud positiva es clave. Explorar y descubrir habilidades que quizá se desconocen es otra vía. Pruebe tomando clases de idiomas, o estudiando algún arte u oficio que no esté relacionado con su profesión, porque sólo cuando las actividades son novedosas, es cuando se crean nuevas conexiones neuronales esenciales para conservar un cerebro joven y activo. También hay que cuidar las relaciones personales, la buena alimentación y la espiritualidad; sin olvidar los hábitos saludables, el ejercicio físico, el manejo del estrés …y pare de contar.

El espíritu joven emerge desde muy adentro. No es cuestión de teñirse el cabello o maquillarse, ni de cirugías plásticas, ni  vestir a la moda. No es buscar «lucir un espíritu joven», lo importante es tenerlo verdaderamente.

Si se tiene un espíritu joven, no es necesario bufandas para ocultar el paso inexorable del tiempo. Podemos mostrar nuestras canas plateadas y las líneas de expresión con orgullo, porque cada una de ellas tiene su historia y nadie nos quita lo bailado. Cuando su espíritu es joven, independiente de su edad, sus amigos y familiares desean escucharlo y tenerlo cerca. Su presencia es apreciada y bienvenida. El espíritu joven es su actitud hacia la vida, que la manifiesta con optimismo y entusiasmo. Las personas con espíritu joven tienen conversación amena, interesante, agradable, y en su rostro, por lo general, dibujan una sonrisa.

¡Libérese de las bufandas, que en tiempos calurosos deben ser insoportables! ¡Viva y disfrute de su espíritu joven, y olvídese de su cuello!

Lionel Álvarez Ibarra

Octubre, 2023

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