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Cuidado con la tentación restauradora

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(Nelson Acosta Espinoza)

.-En la actual coyuntura es conveniente tener claro las variables de naturaleza táctica y estratégica que se encuentran en juego.
Hay que ubicarlas en un contexto histórico preciso. Las políticas que se derivan de una determinada combinación de estas variables no son de aplicación universal.
Por ejemplo, la táctica de la lucha armada que implementó Fidel Castro en Cuba para acceder al poder fue distinta a la aplicada por los sectores democráticos de la época. Ambos procedimientos obedecían a objetivos de naturaleza estratégica distintos y a particularidades culturales y políticas diferentes.
La izquierda no comprendió esta circunstancia y se lanzó por el camino infructuoso de la lucha armada. Imitaron la táctica revolucionaria que llevó a Fidel Castro al poder. Desestimaron el contexto político y cultural de naturaleza democrática que
prevalecía en el país. Confundieron táctica con estrategia.
Acción Democrática, por el contrario, comprendió que la vía electoral era las más apropiada y se propuso construir una hegemonía de naturaleza cultural y política que se pareciera al país. Fueron relativamente exitosos en esa tarea.
Ahora bien, ¿a qué vienen estas breves reflexiones? ¿Qué intentamos transmitir? Retomando la breve introducción que encabeza este escrito parece apropiado formular otras interrogantes. Por ejemplo, en las actuales circunstancias ¿cual
sería la táctica y estrategia más apropiada? ¿Qué cemento podríamos utilizar para edificar una sólida unidad de propósito?
Es obvia la respuestas a estas interrogantes. Se debe hacer un gran esfuerzo para construir una unidad de propósito. Esta convergencia debe reconocer y respetar las diferencias. Los “diferentes” deben homologarse al interior de una propuesta
democrática distinta a la del pasado y, desde luego, distante al autoritarismo vigente en el país.
Existe un peligro latente en toda operación de naturaleza política que implique cambio o transformación. Me refiero a la restauración. Estos impulsos, a veces no son conscientes, existen y ejercen un peso sobre la oferta política que intenta cambiar lo
existente. Obedecen a normas prevalecientes en las culturas políticas anteriores. Tradicionalmente se muestran como barreras opuestas a los procesos de modernización del sistema político.
Para evitar los peligros que se derivan de la tentación restauradora es indispensable la construcción de una apuesta integradora que permita el protagonismo de los diversos actores políticos y civiles del país. Desde luego, esta visión supone una
idea de la democracia distinta a la que ha prevalecido hasta el presente.
Me voy a permitir hacer algunas observaciones de naturaleza teórica. Espero sean útiles para develar la naturaleza del horizonte estratégico donde debe ubicarse los procesos unitarios que se encuentran en marcha en el país.
En la actualidad experimentamos un debilitamiento de lo público. Existe una fragmentación de las viejas identidades políticas y sus organizaciones que encuentran dificultades para articular las demandas populares. Por otro lado, el militarismo
madurista no ha podido procesar cabalmente las demandas particulares de un sin número de actores. La imagen que refleja el espejo político no es unitaria. Por el contrario, se encuentra fragmentada en una diversidad de sujetos y demandas
desigualmente jerarquizadas. Vale decir, no hegemonizadas.
En esta circunstancia cultural y política es donde reside la oportunidad de sectores de la oposición para construir una nueva versión de la democracia. Parece apropiado entender que las distintas confrontaciones que se suceden en el país en los
ámbitos educativos vivienda, salud, empleo, salario, seguridad, democracia sindical, derechos humanos, lucha contra la corrupción, etc. expresan algo que es común a todas estas circunstancias: rechazo al régimen y anhelo de cambio. Bien, éste es el ámbito donde la unidad opositora debe definir sus aspiraciones de naturaleza tácticas y estratégicas.
De lo que se trata es articular estas demandas a un nuevo proyecto democrático y para alcanzar este objetivo la unidad de propósito es indispensable.

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