Ucrania acusó el miércoles a Rusia de bombardear la ciudad de Chernígov, pese al anuncio de Moscú de que reduciría «radicalmente» su actividad militar, recibido con escepticismo por Kiev y sus aliados occidentales.
El anuncio ruso, hecho después de las negociaciones entre ambos países en Estambul, generó esperanzas tras más de un mes de guerra que ha dejado miles de muertos y ha llevado el número de refugiados ucranianos a superar los cuatro millones, principalmente mujeres y niños, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Echando un jarro de agua fría a esas esperanzas, Rusia aseguró este miércoles que no hay nada «prometedor» tras las negociaciones con Ucrania.
«Por el momento, no podemos informar de nada muy prometedor o de un avance. Hay mucho trabajo por hacer», declaró a la prensa el portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov.