Los comerciantes del centro de Valencia hacen lo posible por sobrevivir con la santamaría a medias en plena e cuarentena radical por el Covid-19, para no seguir marcado los libros contables con saldo rojo, pérdidas que se ven reflejados los “quince y últimos de cada mes” cuando tienen que cumplir con los pagos a los trabajadores, alquiler del local, servicios, impuestos municipales, y la renovación de mercancía.

Entre las 8:30 a 9:00 de la mañana comienza a sentirse el sonido de las santamaría de los negocios, lo que indica que están abriendo para que ingresen los trabajadores, quienes llegan temprano al lugar en espera del dueño del local o el encargado, quien procede a girar las instrucciones para vender en plena cuarentena radical.
Estamos hablando de la venta de zapatos, ropa para adultos, niños, jóvenes, damas, mercerías, venta de celulares, cosméticos y limpieza, aunque los dueños o administradores saben que no están incluidos en el sector de servicios prioritarios, se las juegan todas y abren los locales de manera “agazapada”.

Los pocos clientes que caminan por las calles del casco histórico del centro de Valencia, ya saben que pueden ingresar a los negocios con ayuda de los empleados.
Uno o dos cazan a sus clientes, y rápidamente le avisan a los compañeros que están en el interior del local, suben la santamaría, ingresan los compradores y las vuelven a bajar, mientras repiten la odisea cuantas veces sea necesaria, porque lo primordial es no perder la venta.

Esta situación, es constante en la calle Díaz Moreno, La Constitución, La Colombia, Montes de Oca, Carabobo, Girardot, Páez, La Michelena, Escalona, y pare de contar.
Los funcionarios policiales, tanto municipales y regionales, se hacen de la vista gorda con los comerciantes, y no pasa nada, ese jueguito tiene precio, y ellos saben, cómo ganarse unos reales para los refrescos.

Quien no paga la “vacuna”, sencillamente es obligado a cerrar la puerta del negocio en cuarentena radical, quienes si lo hacen, gozan del beneficio de subir y bajar la santamaría las veces que lo deseen.
A eso de las 3:30 de la tarde, la soledad se va apoderado de las calles, y es, a esa hora cuando los comerciantes cierran definitivamente la santamaría hasta el día siguiente, incumpliendo la cuarentena radical.
