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Acción Democrática (Parte III)

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(Por: Rubén Limas)

Luego de 10 años de dictadura del general Marcos Pérez Jiménez, se abrió un espacio para la democracia venezolana de 40 años, los únicos de gobiernos civiles.

Ese período que va desde 1958 a 1998, deja un balance positivo al país en materia petrolera, sanitaria, educativa, industrial, científica, cultural y de verticalidad social.

AD jugó un papel fundamental en la consolidación de la democracia venezolana, 5 gobiernos adecos en esos 40 años dejaron su impronta de Partido del Pueblo.

Dos Venezuela distintas la del 58 y la del 98. En año 1958, cuando se inicia el gobierno de Rómulo Betancourt éramos un país en el atraso.

Antes de 1958, nos señala el Profesor Universitario Iván  Olaizola D´Alessandro en uno de sus artículos “solo había en el país 3 universidades nacionales (UCV, ULA y LUZ), dos de ellas cerradas por el régimen, y dos privadas (USM y UCAB).  Sólo había liceos con el bachillerato completo en Caracas, Valencia, Barquisimeto, Maracaibo, Mérida y San Cristóbal. Estudios de bachillerato hasta cuarto año en algunas otras pocas ciudades y colegios de primaria en aquellas ciudades capitales de Distritos con un volumen alto de población. Los hospitales seguían más o menos la misma distribución. La electricidad era un lujo para la gran mayoría de los pueblos venezolanos. Las vías de comunicación se podían contar con los dedos de las manos. El número de médicos, ingenieros, abogados, economistas, maestros y demás profesionales eran escasos. La industria mínima, la mediana y pequeña no existía. En fin un país todavía en el siglo XIX, quizás solo las FFAA y los órganos policiales y de seguridad del estado, por lógicas razones, estaban al día en su desarrollo”.  Ésa era la situación  de nuestro  país para ese  momento.

Cuando se decidió producto de la anti política, entregar el país a Chávez en 1998, el balance era altamente positivo. Había universidades, tecnológicos, INCE, hospitales, escuelas y liceos en cada rincón del país. Centros de investigación científica, culturales, deportivos y de recreación en cada rincón de Venezuela. Se había disminuido de manera drástica el analfabetismo,  se elaboró el Plan de Becas Mariscal de Ayacucho con la cual hijos de trabajadores y campesinos,  pudieron ir a estudiar a otras universidades a formarse para regresar e incorporarse al desarrollo del país.

Tuvimos la empresa petrolera más importante del mundo: PDVSA, hoy destruida por la “revolución roja rojita”. La inmensa mayoría de sus profesionales y técnicos fueron despedidos injusta y arbitrariamente de la empresa. Casi todos formados en democracia. Conectamos a todo el territorio nacional a través de la construcción de autopistas, carreteras interurbanas y de penetración agrícola.

Hoy cuando arribamos a 81 años de historia, AD ratifica su condición opositora a este gobierno del presidente Nicolás Maduro. Ratificamos además nuestra vocación de poder, y por ello nos preparamos para regresar a Miraflores. Somos un partido de izquierda revolucionaria, pero democrática.

Después de 29 años sin tener candidato presidencial, ahora tenemos y le presentamos al país al compañero Bernabé Gutiérrez como abanderado presidencial de AD. Estamos dispuestos a medirnos en unas primarias que incluya a todos los partidos opositores del país, y cuya metodología electoral la construyamos entre todos. No tenemos inconvenientes en que sea el CNE quien supervise ese proceso de selección primaria. Mal haríamos si le dijésemos a la gente que no queremos al CNE, pero luego estaríamos obligados a inscribir al candidato ante ese CNE para las elecciones 2024.

También preparamos nuestra agenda del país que queremos: rescate de la democracia con más democracia, recuperación del aparato productivo, generando confianza y gobernanza. Atraeremos la inversión nacional y extranjera asegurando la propiedad privada, seguridad jurídica y personal. Estimularemos la reactivación de las zonas industriales a través de las zonas  económicas especiales tanto para las nuevas como viejas empresas.  Nos convertiremos en un país promotor de la ecología, de las ciudades verdes, de las  energías alternativas. La salud y la educación como motores fundamentales del país, recibirán el mayor aporte jamás visto del presupuesto nacional. Relanzaremos el Plan Mariscal de Ayacucho para formar nuestros recurso humano fuera y dentro de nuestras fronteras, en las áreas vitales para el desarrollo.

Seremos un gobierno sin presos políticos, con respeto soberano a los derechos humanos, y con la garantía que volveremos hacer la Venecia de América Latina. Ese es el compromiso de AD en estos 81 años de historia. “We will come back”.

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