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A Montalbán en sus 290 años

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(Por: Leonardo Coronel Hernández)
Periodista
CNP N° 13.025

Los colonos españoles que habitaban los valles altos de Bejuma, Miranda y Montalbán, que en 1732 consiguieron el permiso para construir una iglesia en la zona deseaban, además de evitar asistir a misa en Nirgua, fundar un pueblo para distanciarse de Nirgua, considerada por ellos una ciudad de mulatos, contó
la entonces cronista, Mary Acuña Parra.
La materialización de esa aspiración se dio el 17 de enero de 1732 cuando se construye la iglesia en los terrenos de lo que actualmente se conoce como esquina del Nazareno, con la imagen de la patrona, la Inmaculada Concepción, obsequio que hizo el rey de España, Carlos III.
Con la conclusión del templo en 1736, se trazaron las calles y la Plaza mayor, y se fueron levantando las primeras viviendas, todo dentro de la mas férrea oposición de Nirgua, a tal punto que las autoridades incendiaron las primeras casas de Montalbán.
Valencia se unió, junto con Nirgua, en protesta ante el gobierno de la metrópoli por la elevación a villa que aspiraban los montalbanenses. En 1754, siendo Don Felipe de Ricardo, gobernador de la Provincia de Venezuela, se eleva Montalbán a villa con el nombre de Pueblo de los Españoles de la Pura y Limpia Concepción de Montalbán.
Relata Acuña Parra que a pesar que logró sus objetivos, Montalbán nunca recibió confirmación de la Corona Española debido a los avatares de la guerra independentista que entorpeció las diligencias.
“Montalbán no tiene acta de fundación, ni se colocó en la plaza el pendón real, ni el signo de la cruz, que era lo usual cuando se fundaba un pueblo. No obstante, los inconvenientes que significaban el desacuerdo de Nirgua y Valencia, por encima de ellas, Montalbán fue creciendo, hasta que el 6 de abril de 1835 obtuvo el rango de Cantón, con las parroquias Montalbán, Canoabo y Urama”.
Geográficamente Montalbán está enclavado un fértil valle que se extiende a las faldas de dos ramales montañosos pertenecientes a la Cordillera de la Costa que se extiende al este y al sur en espacios cultivables de cuya riqueza se ha nutrido el pueblo desde sus inicios. Tiene una extensión de 145 kilómetros cuadrados, a una altura de 698.98 metros sobre el nivel del mar.


A propósito de los 275 años de su génesis, el historiador Luis Cubillán Fonseca, mencionó en su discurso de orden en la sesión de la cámara municipal: “Montalbán, espacio en el tiempo, como te ha llamado Mary Acuña Parra, (…) Por lo pronto veamos como desde la cumbre siempre blanca de La Copa, se desprenden irisaciones de cristal, como si los fundadores hispánicos, hubiesen querido traerse a este valle un trozo de la neblina de sus originarias pueblas españolas, y esto nos lo indica su nombre: monte alba, montealbano, monte blanco: Montalbán, un perenne penacho albo sobre el lomo del monte tropical…”.
En la letra del himno, en la segunda estrofa, escrito por Mary Acuña Parra, expresa:

En el valle feraz del Peñón
hombres buenos poblaron la tierra
y afirmando su fe en el trabajo
florecieron cultura y riqueza.

Resumen el homenaje perenne de los montalbaneros por los ancestros que decidieron poblar el valle, levantar iglesia y de allí desarrollar el villorrio que fue evolucionando en el pueblo que hoy en día, en medio de la celebración de sus 290 años de existencia, tiene la fe puesta en recobrar su brillo, polo agrícola y destino turístico, amparado en los bienes intangibles que posee: la bondad, gentileza y hospitalidad de sus pobladores, la naturaleza que la adorna, cuna de ilustres personajes, remanso de paz y tranquilidad para los visitantes.

Leonardo Coronel Hernández.
Periodista.
CNP N.o 13.025

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